Fu Manchu | El más grande espectáculo de magia
Fu Manchu | El más grande espectáculo de magia
Se exhibirán aparatos, vestuarios y objetos que acompañaron al gran ilusionista.
¿Cuándo?
Inauguración: Sábado 19 de julio, 12 h | Lunes, miércoles, jueves y viernes de 11 a 19 h | Sábados, domingos y feriados de 11 a 20 h | Martes cerrado
¿Dónde?
Casa Fernández Blanco | Hipólito Yrigoyen 1420 | Montserrat
Con curaduría de Patricio López Méndez, esta muestra se realiza gracias al aporte de la colección de Martín Pacheco y su asesoramiento permanente.
El último tercio del siglo XIX y los comienzos del XX fueron idealizados a posteriori como la Belle Époque, una edad de la inocencia que aún no había padecido las crueldades de la Gran Guerra. Para unos pocos, fue un período de alegría desenfadada y progreso indefinido y, para la gran mayoría, siguió siendo una época de múltiples privaciones y miserias. Para estos últimos, el ilusionismo representó la mejor vía de escape ya que, por unos centavos, los hacía partícipes del “más grande espectáculo de magia”, donde no cabía el dolor sino la sorpresa y el asombro y donde los magos, esos seres rutilantes, temibles y sobrenaturales, cada noche hacían que la fantasía fuera posible.
David Bamberg (Inglaterra, 1904 - Buenos Aires, 1974), conocido como Fu Manchu, fue el más grande ilusionista de los escenarios argentinos del siglo XX. Heredero de una dinastía de magos holandeses, construyó un arte profundamente teatral, visual y humorístico, hecho de asombro y precisión.
Con curaduría de Patricio López Méndez, esta muestra se realiza gracias al aporte de la colección de Martín Pacheco y su asesoramiento permanente.
El último tercio del siglo XIX y los comienzos del XX fueron idealizados a posteriori como la Belle Époque, una edad de la inocencia que aún no había padecido las crueldades de la Gran Guerra. Para unos pocos, fue un período de alegría desenfadada y progreso indefinido y, para la gran mayoría, siguió siendo una época de múltiples privaciones y miserias. Para estos últimos, el ilusionismo representó la mejor vía de escape ya que, por unos centavos, los hacía partícipes del “más grande espectáculo de magia”, donde no cabía el dolor sino la sorpresa y el asombro y donde los magos, esos seres rutilantes, temibles y sobrenaturales, cada noche hacían que la fantasía fuera posible.