Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco

Dedicado a coleccionar, documentar, investigar, exhibir y promover el arte colonial y republicano y sus antecedentes; también custodia producciones culturales americanas pre-hispanas y sus colecciones de arte y artes aplicadas internacionales de los siglos XIX y XX.

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El patrimonio del Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco tiene una procedencia heterogénea. A la colección original, conformada por la complementación de piezas de diversos orígenes, se sumaron otras de la misma importancia: por fusión, el Museo Colonial; por donación, el legado de Celina González Garaño y otros; por derivación, el Museo Municipal; y por compra (Convento de Santo Domingo, Iglesia del Pilar, Convento de Santa Catalina de Siena, remates, anticuarios, etc.).
El antiguo museo, creado por Isaac Fernández Blanco, ponía más énfasis en lo histórico genealógico que en lo artístico, y conjugaba por partes iguales el período colonial y el republicano del siglo XIX. Aquel modelo dejó lugar a una nueva institución dedicada casi exclusivamente al accionar artístico de la sociedad virreinal. Para tal fin, este patrimonio cuenta con excelentes muestras de las artes desarrolladas en el período colonial.

Bienes culturales:

  • Bienes Arqueológicos de interés relevante
  • Bibliotecas
    • Papel
    • Electrónico
  • Colecciones y Objetos
    • Artes escénicas
    • Artes plásticas
    • Música
    • Mobiliario
    • Textil e indumentaria
    • Vida cotidiana
  • Fondos Documentales
    • Visuales
    • Textuales
    • Sonoros
    • Audiovisuales
  • Jardines Históricos
  • Patrimonio Cultural Viviente

Bienes culturales del Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco: ver en el catálogo digital www.acceder.gob.ar
Visitar el sitio web de la Biblioteca del Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco

Platería

El hallazgo del cerro de Potosí en 1545, a menos de 15 años del desembarco español en el Perú, amplió el espectro de explotación minera a cifras nunca antes soñadas por europeo alguno. Para el hombre colonial, poseer platería era indicador de riqueza. La riqueza era sinónimo de éxito. El éxito conllevaba prestigio y el prestigio era una cuestión de honor.
La colección de platería virreinal del Museo Fernández Blanco supera, en número de ejemplares, a cualquier otra colección pública del Cono Sur. Posee obras de los siglos XVII al XIX, provenientes de talleres de Lima, Arequipa, Cuzco, La Paz, Potosí, Río de Janeiro, Minas Gerais, Chile, Buenos Aires y las misiones franciscanas del Paraguay, que cubren la mayor parte del espectro de los centros plateros sudamericanos. A éstos debe sumarse una selecta colección de piezas europeas entradas al territorio en período colonial, provenientes de las ciudades más importantes de la península ibérica: Córdoba, Cádiz, Barcelona, Madrid, Oporto y Lisboa.

Pintura

El acervo de pintura colonial del Museo Fernández Blanco es el más completo de la ciudad de Buenos Aires, superando en número al de cualquier otra entidad. Se halla integrado por un importante espectro de pintura cuzqueña, la escuela más importante del continente por su sistema de producción protoindustrial y su capacidad de distribución por el territorio. Le sigue en orden la escuela potosina, la más prestigiosa de las escuelas virreinales de pintura por su apego al tenebrismo zurbaranesco, con excelentes ejemplares de grandes maestros como Melchor Pérez Holguín, Gaspar de Berrío y Joaquín Caraval. El espectro se completa con ejemplos de la escuela virreinal mexicana, de la escuela del Lago Titicaca, pinturas realizadas en el territorio argentino por maestros coloniales como Felipe de Rivera en Salta y Angel M. Camponeschi en Buenos Aires y obras de origen flamenco y sevillano, entradas al país durante los siglos XVII y XVIII.

Imaginería

América, en pleno proceso evangelizador, requirió una producción imaginera imposible de satisfacer sólo con la importación. El Museo cuenta con más de 250 ejemplares de imágenes religiosas coloniales en madera, alabastro y marfil. Estas van desde grandes tallas destinadas a los altares principales e imágenes de procesión, tanto de bulto como de vestir, hasta pequeñas imágenes destinadas al culto privado, como los pesebres. Se destacan entre ellas las provenientes de las Misiones Jesuíticas Guaraníes, de Perú, de Quito, del altiplano boliviano, de Brasil, de España, de Filipinas y, principalmente, las de Buenos Aires, que dan cuenta del alto grado de desarrollo que alcanzó esta disciplina en nuestro medio.

Otras colecciones virreinales

El Museo cuenta con grandes colecciones de otras expresiones artísticas. El mobiliario barroco, representado por ejemplares de diferentes estilos coloniales entre los que se destacan el altoperuano, el peruano, el jesuítico de Paraguay, Moxos y Chiquitos y principalmente el estilo luso-brasileño, en el Río de la Plata. Otro acervo de peso es el de los textiles, con una extensísima colección de ornamentos religiosos como casullas, capas pluviales, dalmáticas, bolsas de corporal, manípulos y otros provenientes de América, España y Filipinas, de los siglos XV al XIX. La complementan colecciones de cerámica, numismática, grabados, fondos bibliográficos y alhajas, todas correspondientes al mismo período.

El siglo XIX
El Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco nació como un museo histórico, por lo cual en el pensamiento de su fundador, el siglo XIX tuvo la misma importancia que los siglos anteriores y más del cincuenta por ciento de su patrimonio pertenece a dicho período. Su acervo de pintura argentina decimonónica supera los 250 ejemplares con firmas como Goulu, Pueyrredón, Pellegrini, Rugendas, Blanes y Della Valle, entre muchas otras de igual jerarquía. Las artes aplicadas, tanto argentinas como europeas, se ven representadas en grandes colecciones de platería, mobiliario, porcelana, grabados, impresos, fotografías, abanicos, peinetones, alhajas, indumentaria, medallística, numismática y fondos bibliográficos, entre muchísimas otras.

En los últimos diez años, el MIFB ha trabajado intensamente con todos los temas inherentes a su a fin de comenzar una política para su restauración, puesta en valor y exhibición. Las acciones desarrolladas en dos importantes áreas de labor dan marco a este importante e improrrogable proyecto museológico. La recuperación de la Casa Fernández Blanco, su puesta en valor y reconversión como segunda sede, que se dedicará a la difusión del arte y las artes aplicadas internacionales de los siglos XIX y XX es la primera de ellas. La segunda es la enorme tarea cumplida por el Museo en el campo musical que lo ha convertido en un importante referente para la música de cámara en la Argentina. Esta novedosa y vigorosa dimensión musical ha generado en la institución la conciencia y necesidad de recuperación de su colección de instrumentos musicales y ha arraigado esta labor en el imaginario del público de nuestra ciudad como pertinente e imprescindible, ligándola ya definitivamente a la identidad del Museo.

Suipacha 1422