Descubrí anécdotas e historias que revelan detalles desconocidos acerca de las obras, los autores más destacados y el patrimonio de nuestros museos.
Hoy te presentamos: Luminarias. Colección del Museo Fernández Blanco
Las velas fueron el sistema casi exclusivo de iluminación hasta comienzos del siglo XX.
En las pulperías se adquiría el cordón de algodón con el que, una vez trenzado, se armaba el pabilo o mecha. Se armaba la mecha o también conocido como el pabilo.
En las casas se usaban las palmatorias, que eran candeleros con asas y platillos donde caía la cera.
En los teatros y salones las velas se colocaban en arañas o candelabros de pared.
Los fieles solían adquirir velas en las iglesias en calidad de donación o exvoto para iluminar los retablos. Se colocaban sobre el altar, proyectando la luz desde abajo e iluminando el vidrio de los ojos de las imágenes.
Para avivar la luz de la llama era necesario un utensilio a la manera de tijeras, que se usaba para despabilar (cortar) la parte quemada de la mecha.
Las despabiladeras eran comúnmente de bronce o plata.
En el Río de la Plata, las más tradicionales fueron las que tenían forma de pájaro.
El museo
El patrimonio del Museo Fernández Blanco está constituido por los mejores exponentes del arte virreinal hispanoamericano (siglos XVI al XVIII) y una vastísima colección de artes aplicadas argentinas y europeas de los siglos XIX y XX.
Su clásica sede, emplazada en el Palacio Noel, presenta a través de sus colecciones de arte del período colonial un relato acerca de los ámbitos culturales sudamericanos durante los siglos de la conquista, colonización y evangelización del continente.
En tanto la Casa Fernández Blanco, actualmente en proceso de restauración y apertura de nuevas salas, inauguró en el año 2013 su primera exhibición permanente dedicada a la colección de muñecas y juguetes antiguos (1870-1940) y en el año 2019 cuatro salas donde se exhiben piezas del acervo artístico recientemente restauradas: indumentaria y accesorios de modas, abanicos, porcelanas, loza, cristalería y platería de los siglos XIX y principios del siglo XX que reflejan la vida cotidiana y evolución de los estilos del período. Los sectores puestos en valor con este fin corresponden al antiguo salón femenino de la casa -la sala de abanicos-, el comedor principal y una sala en el primer piso.
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