Enrique y el Café-Bar La Escuela

En la siguiente entrevista, Enrique narra la historia y el presente del Café-Bar La Escuela, ícono del barrio de Saavedra.

Compartir en redes

Lo primero que me cuenta Enrique es que el 90% de la gente que va al bar es del barrio, muchos taxistas y fleteros que usan el espacio como lugar de encuentro, de distensión en los momentos en los que cortan para dar un descanso. También hay muchos jubilados que se pasan el día entero en el Bar.

Hay poca gente que sea de paso, 90% de gente fija, de todos los días, que va hace 30 años. Los que van conocen el lugar.

La propiedad es de la madre. Antes era un depósito de otro bar.

Él estuvo 9 años, luego se fue a trabajar bajo dependencia y se quedó trabajando la madre y el bar se vino en picada. Él volvió y lo levantó, estaba muy venido abajo. Era un ambiente muy del alcohol. Estaba todo despintado, el lo arreglo. No iban mujeres, porque no había baños para ellas.

Abre a las 5:00 AM.

Cambia mucho la gente a la largo del día. El bar se fue transformando, antes era sólo gente grande. Ahora, como el barrio fue cambiando y ven que el bar está mejor, mucha gente nueva está accediendo al bar.

Hasta las 16:00 hs., muchos de los que van están de paso por el trabajo. Después de esa hora va gente que ya salió del trabajo, que llama a su mujer y le dice de encontrarse en el bar para antes ir a su casa.

Características del Café

“Es un lugar de reunión (…) cada cual se pide su bebida y buscan compartir un rato, están todos en la misma mesa. Es un lugar social”.

Le pregunto si la mesa larga que está contra una de las ventanas está siempre armada así y me dice: “Esa mesa es para los clientes fijos, la mesa larga hace que la gente se junte”. “El que se sienta ahí, es para compartir una charla. Cuando hay una persona nueva, que quizás viene a leer un libro o no comparte la misma costumbre se sienta en otro lado”.

Me cuenta que en el último tiempo empezó a ir gente más joven, antes era una mirada muy vieja, antes no había cosas para que consuma la gente joven. Dice que ahora sirven Coca, Coca Light, tostados…Antes era sólo vino, café, medialunas.

Me cuenta que su familia es toda de platense por eso las referencias en el bar a ese equipo de fútbol. Todos reconocen el bar como el de enfrente a la ex cancha de Platense. El bar se pone en el ‘88. El bar lo compró su abuela como deposito de otro bar, luego su madre puso el bar. Llega una chica joven y Enrique me cuenta que es una chica que va a festejar su cumpleaños en el bar, que antes era imposible porque no había baño para mujeres.

Le pregunto porque cree que eligen su bar, me dice que por la cordialidad. Además hay muchos clientes que viene hace 30 años y antes de irse a otro bar donde no tengan con quien charlar prefiere venir acá. “Comemos juntos, la gente se siente como en su casa”. “Muchas de estas personas que ves acá vive a dos cuadras, se levantan y vienen a desayunar, se van a hacer alguna cosa y vuelven a almorzar (…) se sienten como en su casa”.

Me cuenta que un señor estuvo todo el día. “Vive más acá, que en su casa”. “El 95% son hombres, durante el año venían maestros de la escuela, las mujeres no llegan al 10%, las mujeres dicen que voy a entrar ahí si son todos hombres, todavía tiene mucha pinta de bodegón y no de confitería, ya se hizo la fama y es muy difícil cambiarlo”.

Él lo que quiere es darle la identidad de un bar de estilo, tradicional, pero donde se pueda ofrecer algo de comer, que se amplíe más el público. “Antes no podían entrar chicos, mujeres, hay algo que se le puede ofrecer a una mujer una Coca Light, un agua mineral, ante no había”.

Las diferencias entre el "Bodegón" y el "Café-Bar"

“En el bodegón es todo para tomar (…) para ir a embriagarte”.

“El café-bar es más completo, se pude ir a desayunar, comer un sándwich, y si querés tomar algo”.

“La confitería tiene una carta gastronómica más completa, pero no tenés la cordialidad que podes encontrar acá, que decís ‘che nos encontramos a las cinco para charlar’…”.

“Estos tacheros se encuentran siempre acá y a una determinada hora se van acercando para el barrio”. “La mayoría son del barrio, pero hay otros que vienen de lejos pero trabajan por acá”.

¿De qué se habla en el bar?

“Se habla de política y fútbol. En política no sabés lo que es, se matan. Está muy polarizado están los ‘cristinistas’ y ‘macristas’. Discuten pero queda ahí (…) A veces se caldea cuando es de política, pero no pasa a mayores (…) Cuando ven una noticia en el diario ya saben a quién atacar”.

En el bar se compra el diario Popular porque mucha gente le gusta la carrera y la quiniela y en eso ese diario es más extenso.

“El tipo de gente que viene al bar es muy timbera (…) Como hay una agencia de quiniela en la esquina, por ahí ven un pajarito y dicen vamos a jugar a tal numero”.

Se abre a las cinco de la mañana por costumbre según Enrique. El padrino, otro de los socios, que tiene 80 años cree que hay que abrir a esa hora.

Enrique viene de una familia que siempre tuvo bar y allí creció

“Mi abuelo tenía un bar abierto las 24 horas y mi padrino era taxista y siempre iba a ese bar, era cliente fijo, mi papá que era amigo de mi padrino conoció a mi mamá en ese bar”.

El bar del abuelo también era en Saavedra, en Congreso y Cramer. Lo tuvo por 30 y 40 años (saluda a unos clientes que se van). Después se mudaron a otro más chico, también por Saavedra. Se acuerda que de chico jugaba entre medio de la gente, era la “mascota del bar”.

No ve continuidad en lo que era los bares antes y ahora. Me cuenta que al bar de su abuela iba Goyeneche. “Ya quedan pocos bares de estos, los de ahora son para otra clientela. La gastronomía de ahora decora todos los platos, pero no comes nada (…) Acá se cocinaba, cocinaba mi abuela, eran típico los guisos”.

Dice que la gente elije su bar por el café, “tenemos un cliente que se toma 10 cafés por día, hace un viaje, vuelve y se toma un café y se fuma un pucho, gana $50 en un viaje y se gasta 30 en chafes, que le vas a decir que no venga? (…) Ahora le decimos porque lo vemos mal y no sabemos si es por el exceso de café o del pucho (…) hace unos días que se siente mal, no son buenos lo excesos (…)”.

Las diferencias entre el café notable y barrial

Los notables se caracterizan porque iba gente conocida, Borges, Goyeneche, Cortazar y por las características del Bar.

Me comenta el caso de la Sirena, dice que nadie quiere seguir con el Bar, el no esta a favor de que esos lugares se cierren, pero bueno los dueños tienen casi 90 años y no tienen más ganas de seguir y los hijos no quieren seguir. A los hijos no le gusta, dice: “A mi me gusta, pero yo entiendo que hay gente que no, que prefiere ser empleada, esto es un comercio y tenés que estar siempre acá”.

Me cuenta que sus abuelos nunca se tomaron vacaciones, vivían en el bar. Se turnaban y tenían su casa atrás del bar. El no haría esa vida, vive en provincia porque su mujer es de allá.

(Entra un señor como ve que no hay nadie se va). Enrique me cuenta que hay gente que solo va a charlar, a comentar lo que le paso en el día, “sos un poco psicólogo, a veces te vas cargado (…) la vida de los bares es así, hay mucha bohemia acá”.

Cuando le pregunto a que se refiere con Bohemia me dice: “el hecho del pucho, la noche, hablar de las carreras, las mujeres, todo eso es bohemia, no se viene a hablar de negocios o de la bolsa, es gente que considera a la gente del bar como un amigo”.

Sus clientes no van con sus hijos. Le comento el tema de la trasmisión y dice: “ya no se trasmite, yo iba al bar con mi papa y jugaba en la calle, hoy no podes dejar a tu hijo jugar en la calle”. El iba al bar con su papa “mientras la mujer cocinaba los ravioles”. Los chicos ya no van al club de barrio o al bar, se quedan en la casa o están en el ciber.

El horario con más frecuencia es por la mañana o al mediodía. A la tarde es gente que ya termino de trabajar. La gente siempre viene a reunirse al bar.

El bar históricamente fue frecuentado por taxistas. Tiene clientes que iban al bar del abuelo. Comenta que tiene un cliente que va con su perro y que iba al del abuelo y que es el único al que lo dejan entrar con el mismo.

Él quiere que sus hijos sigan con el bar. Me comenta que vive en provincia y que no hay bares como el de él, que los bares en provincia son más peligrosos y no es un ambiente sano. No va a los bares que están por su casa porque no lo conoce nadie. Me comenta de otro bar del barrio, en Congreso y Crámer, conoce a la dueña, me dice que muchos de sus clientes van de tarde para allá. Es un bar que abre desde el mediodía hasta las 3:00 AM. Él va a veces. “No nos peleamos por la clientela, sabemos que a los que les gusta el bar van a otros”.

Me habla del Bar Bohemia y dice que a la gente ya no le gusta porque se modernizó mucho y va otra gente. “A este tipo de gente (los que van a su bar) le gusta el lugar más familiar. En las confiterías la gente es muy seca, entonces cuando lo modernizan esta gente huye”.

“La gente acá del barrio me dice tenés que abrir los domingos, pero yo tengo una familia, yo no puedo abrir todos los días”. Los domingos sus clientes se van a otros bares como: El Colmado, el de Crisólogo y Crámer.

Me cuenta de otros bares tradicionales del barrio, no son muchos. Colmado, Bohemia, el de Crisólogo y Crámer.

Está queriendo poner Internet porque es una demanda de la gente, dice que muchas mujeres usan Internet. Me cuenta que su padrino es muy antiguo y que le dice para que va a poner eso.

Me expresa su deseo de tener su casa cerca del bar y que sus hijos lo puedan ayudar.

Todos los arreglos del bar los hizo él. Me cuenta que pinto todo, arreglo los baños, puso maderas en las paredes. Cambiaron todo para que puedan ir mujeres.

Me cuenta que se llama La Escuela porque está frente a una escuela y que al principio cuando su papá lo inauguro iban muchos maestros que se escapaban en los recreos y tacheros.