La exposición ocupa las salas del segundo subsuelo y del segundo piso del edificio del Museo y presenta dos grandes instalaciones producto de una década de investigación artística. En ambas obras, el visitante podrá vivir la experiencia del universo entendido como una red de interconexiones donde cada elemento se despliega y transforma, reconfigurando sus límites materiales y sociales.
El proyecto, que combina el interés de Saraceno por la aracnología y la astrofísica con el sonido y las artes visuales, nos invita a un “concierto cósmico” colectivo que abarca los dos espacios destinados a la exposición. Cuando los visitantes ingresen en cada una de las obras, al principio sólo verán detalles sutiles. Los filamentos suspendidos de telas de araña o los remolinos de polvo cósmico realizan un viaje flotante a través de la “red cósmica”, donde un sinnúmero de conexiones de otro modo imperceptibles se vuelven tangibles.
En la instalación The Cosmic Dust Spider Web Orchestra, ubicada en el segundo subsuelo, los visitantes descubren que son parte de un ensamble rítmico. Un haz de luz torna visible el polvo cósmico en el interior de la sala oscura. A través del registro de video en vivo, las partículas de polvo flotantes se transforman en sonidos, notas musicales, influenciadas por su posición y velocidad en el espacio. Sobrevolando un conjunto de altavoces, las partículas amplificadas bailan proyectadas sobre una pantalla en el espacio oscuro al ritmo de una araña (Nephila clavipes). Reminiscentes de las “ciudades-nubes” [Cloud Cities] —formaciones con las que el artista ha especulado futuros posibles durante más de una década—, las partículas se desplazan en tiempo y espacio:
“Una franja de Vía Láctea que brilla… cada comienzo es una nube de polvo... materia oscura y otros elementos en resonancia cosmoacústica”, observa Saraceno.
Por su parte, el segundo piso del Moderno presenta la instalación Instrumento Musical Cuasi-Social IC 342 construido por 7000 Parawixia bistriata – seis meses, la telaraña más grande construida y exhibida hasta el momento. Aquí, navegando entre filamentos de telarañas resplandecientes, surgen nidos de nebulosas y clústers de galaxias como ecos de un micro y macrocosmos de cooperación. Alrededor del visitante se forman filamentos interconectados de miles de arañas casi sociales de la especie argentina Parawixia bistriata. Los dibujos en el aire, realizados por unos 40 millones de hilos, revelan la trayectoria de las partículas de polvo cósmico. Mientras avanzamos entre estos multiversos, los visitantes son invitados a adaptarse a los ritmos del cosmos y a la lenta cadencia de los arácnidos. Las arañas han hilvanado una textura que desafía nuestra percepción de la naturaleza misma de “ser” y “devenir” cosmos.