Viernes 05 de Octubre de 2012

¡Descubrí el Invernáculo del Botánico!

Conocé la particular historia de Antonio, su legendario cuidador, y las plantas exóticas tropicales que lo habitan.

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"Me gustan todas, son mis nenas. Si alguna se muere –toco madera- me pongo triste. Es que yo las cuido, las veo crecer, día a día…"

Y ya van miles de días…
20 años exactamente de cuidado y amor entre Antonio y sus plantas. Suyas porque es gracias a él y su trabajo que están tan hermosas, contentas y verdes y de todos porque estas plantas están para el disfrute de todos los que quieran acercarse al Jardín Botánico.

El Jardín Botánico Carlos Thays es uno de los espacios verdes más lindos de la Ciudad y está en el barrio de Palermo. Dentro, está el "Invernáculo número 1" donde crecen y se reproducen plantas exóticas tropicales de interior. Y dentro, junto a ellas, está Antonio, su compañero.

Antonio. Comenzó su historia de jardinero es este lugar, por el año 72, cuando se egresa de la escuela de Jardinería Cristóbal María Hicken que funciona en el mismo Botánico. Lleva toda una vida trabajando para el Gobierno de la Ciudad: 40 años, siempre como botánico. Primero fue en el "Vivero Único" de Saavedra, que hoy ya no existe, y desde hace dos décadas su lugar es este Invernáculo que cuida como su casa.

"Las nenas". Ellas son helechos y bromelias. Todas de estas dos familias de plantas exóticas oriundas de Misiones, Brasil y Paraguay. Necesitan no pasar frío, buena humedad, tierra fresca y si están bien cuidadas, muchas pueden dar flor hasta tres veces por año.

Juntos. Antonio y sus plantas ya tienen un largo camino juntos. De hecho, la mayoría de ellas nacieron y crecieron bajo su cuidado. Y es que él haría de todo por ellas, como lo muestra esta anécdota. En el año 2007 Buenos Aires tuvo uno de los inviernos más fríos de su historia. La nevada del 9 de julio que todos recordamos no fue fácil para estas plantas tropicales. El invernáculo no tiene calefacción y Antonio sufría viéndolas sufrir a ellas e incluso viendo como algunas morían. Así que tomó riendas en el asunto y puso manos a la obra: movió todas las plantas, las arrinconó, las juntó, dejando medio invernáculo vacío, medio repleto y junto a ellas, armó y prendió él mismo un fogón. Les dio calor, las abrigó y las salvó.

Le pregunto si tiene alguna preferida, me dice que no, que todas son sus nenas. "Yo las conozco y ellas a mí… Mi meta es que estén siempre prolijas, sin ninguna hoja seca, contentas".

Si quieren conocer a estas bellezas, visiten el Jardín Botánico, busquen el Invernáculo número 1 y encontrarán bromelias y helechos de géneros y especies diferentes, todas relucientes. Y si tienen suerte, lo encontrarán a él y la familia estará completa.

Para ver las imágenes del Fotorreportaje ingresá aquí.

Fotos y texto: Estrella Herrera