Lunes 14 de Noviembre de 2016

Dormir poco, ¿una cuestión de peso?

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La vida acelerada de estos tiempos modernos hizo que los horarios para descansar y dormir se reduzcan cada vez más.

El aumento de la obesidad ha ido en paralelo al incremento de la prevalencia de las pocas horas de sueño y descanso en la población general. Por ello, en los últimos años se ha prestado atención a la posible relación entre ambos fenómenos.

El dormir debe ser sinónimo de buen descanso y por ello también de buena salud, estar alerta sobre las consecuencias que esto produce puede ayudar a cambiar algunos hábitos de nuestra vida que pueden ser perjudiciales.

Estudios realizados han vinculado la falta de sueño con hormonas que tienen incidencia negativa en el peso y en el desarrollo de Síndrome Metabólico, este último, es una combinación de factores de riesgo (obesidad central, alteraciones en el colesterol, hipertensión, resistencia a la insulina, etc.) el cual aumenta las posibilidades de contraer enfermedades cardíacas.

Existen dos hormonas, la Grelina y la Leptina, las cuales juegan un papel clave en la regulación del apetito y el peso corporal. Ambas se unen para regular a favor y en contra del hambre. La Grelina es la que avisa cuando el cuerpo tiene apetito mientras que la Leptina es crucial para avisarle al cerebro cuándo se ha comido lo suficiente. En relación a esto, se ha demostrado que en personas que tienen pocas horas de descanso la relación Grelina/Leptina aumenta, con lo cual la sensación de hambre crece alrededor de un 25 % en relación con alguien que cumple con las horas correctas de sueño. A su vez, también aumenta el apetito por los alimentos con alto contenido en hidratos de carbono simples.

A su vez, también está confirmado que en personas que tienen poco descanso se ve afectado el metabolismo de la glucosa, ¿de qué manera? Con una disminución en el cuerpo a la tolerancia a la glucosa y de la respuesta a la insulina. Ambos efectos provocan obesidad y riesgo cardiovascular.

Hasta ahora, las intervenciones para combatir la obesidad se han centrado en la dieta y la actividad física, mientras que el sueño se ha ignorado. Sin embargo, el estilo de vida de muchas personas, elegido o forzoso, implica en la práctica darle al sueño menos importancia de la debida.

Estas son solo algunas de las consecuencias que se observan por no seguir nuestro reloj biológico, por no tener hábitos saludables en cuanto al sueño se refiere. Tené en cuenta que la recomendación para los adultos es de aproximadamente 8 horas de descanso bajo un horario estable y de forma continua.

Recordá que el sueño es un proceso biológico para vivir y vivir bien. ¡Dulces sueños!