Buenos Aires esconde tesoros:
En la calle Venezuela, en el barrio de Boedo, un local, chiquito.
Casi pasa desapercibido, no lleva carteles, no se anuncia y no le hace falta, porque la Clínica de Muñecas que atiende Julio Roldán es famosa por su legendaria historia y especial atención.
¿Existe otra clínica de muñecas en la Ciudad?
No sé, creo que no. Todo lo hermoso en la vida tiende a desaparecer…
Vistiendo un delantal con una inscripción que dice Dr Roldan, me hace una aclaración: ¨Esto no es un hospital, es una clínica. Los niños quedan tristes dejando sus juguetes. Pero una clínica da la sensación de más categoría y así los niños dejan a sus muñecas ¨internadas¨ con más confianza¨
La historia de Julio comienza en Tulumba, su ciudad natal en las sierras cordobesas, donde creció y fue a la escuela de niño ¨3 horas de ida a caballo y 3 horas de vuelta. Hermoso¨
En ese entonces no había juguetes como ahora y por eso en su familia se hacían ellos mismos los muñecos de adobe, con barro y paja.
Luego, ya en Buenos Aires una vecina una vez le dio una muñeca para ver si se la podía arreglar :
Me dijo ¨vos que con las manos te das maña para todo¨ y a la semana ya tenía 10 muñecas sobre la mesa.
Algunas de las tantas muñecas que lo rodean en su clínica tienen más de 100 años. Vinieron con los inmigrantes que traían sus juguetes y es por eso están acá hoy en día.
Son herencia con valor afectivo. Los afectos se ligan de una manera increíble. Las marquitas en la cara de una muñeca son marcas de besos que han recibido de los niños, los deditos mordidos…Son lo más real de la vida de un hogar. No hay objeto en la vida que sea más fuerte en lo emocional.
Nunca lo había pensado así…
Escuchame nena, estás hablando con el ¨maestro¨.
Le pregunto al maestro que piensa de las muñecas que hacen hoy en día. Su respuesta es contundente: ¨ directamente, no pierdo tiempo en pensar
Y es verdad, no quiere saber nada con esos objetos que piensa que son descartables y no sirven para jugar, porque cuando suena el teléfono lo oigo preguntar a quien consulta: -¿ Qué muñeca? Tiene que ser vieja, antigua. Nueva no.¨
Le pregunto por sus preferidas, pero son muchas:
Es que Julio es un verdadero apasionado de su trabajo, hasta pasa más horas en su clínica que en la casa: ¨esta es mi vida. Si me falta esto me falta todo. Todos los días llego y las saludo. No les doy una beso a cada una porque sería demasiado…¨
Se piensa uno de los pocos privilegiado que trabaja de lo que ama y rodeado de gente hermosa. Y tiene razón, porque las personas que se acercan a él son muy especiales.
Por ejemplo, me muestra un elefante pequeño, peluche antiguo y me cuento su historia: se lo trajo hasta Boedo un hombre de 70 años que vive en el delta del Tigre. Este era el peluche con el que este señor dormía de bebé. Le damos cuerda y entrecortada, queda sonando una melodía que transporta a otra época… Julio me hace ver como está notoriamente torcida la nariz del peluche, ¨ es de abrazarlo. ¿Te imaginás dormir con esta musiquita?¨.
Es que todo, todo lo que hay en este lugar está bañado de afectos y de los más fuertes, de esos que vienen desde la infancia y nunca nos abandonan.
- Esto no va a desaparecer porque siempre va a haber gente que recuerde la infancia.
Hagámosle caso: este domingo, busquémoslo y festejemos al niño que todos llevamos dentro.
¡Feliz día para todos!
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Fotos y texto: Estrella Herrera