Lunes 04 de Enero de 2016

Francisco y su pasión por la música

“El canto educa el alma, el canto hace bien al alma", confesó en un emotivo y simpático encuentro con unos 6.000 Niños Cantores, que conformaron 127 coros de 18 países y que participaron del 40° Congreso Internacional.

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“El canto educa el alma, el canto hace bien al alma. Por ejemplo, cuando una madre quiere dormir a su niño no le dice ‘¡uno, dos, tres, cuatro!’. Le canta una canción de cuna, le hace bien al alma y el niño se queda tranquilo y se duerme”, explicó el papa Francisco, en un emotivo y simpático encuentro con unos 6.000 Niños Cantores, que conformaron 127 coros de 18 países y que participaron del 40° Congreso Internacional promovido por la Federación Internacional de los Niños Cantores, que se celebró en Roma del 28 de diciembre al 1 de enero.

En el encuentro, algunos de ellos cantaron y después de una breve presentación, el Santo Padre fue escuchando las preguntas que le hicieron. Mientras, Francisco tomaba notas en unas hojas para responder después de manera improvisada.

Francisco reveló, en sus respuestas, algunos aspectos desconocidos hasta ahora de su vida, como que de mayor quiso ser carnicero, o que su madre les ponía a él y a sus hermanos delante de la radio todos los sábados para escuchar ópera.

El Papa también habló de la figura del cantor y de la necesidad de estar alegres y no enfardarse, porque esto es una enfermedad que envenena el alma y advirtió que hay personas que están enfadadas siempre y esto es un peligro.

“Me gusta cantar, pero si yo cantase parecería un asno porque no sé cantar, ni siquiera se hablar bien porque tengo un defecto en el modo de hablar, no en la fonética”, dijo riéndose al comienzo de su discurso.

El Papa contó una anécdota familiar: “Desde niño, nosotros somos cinco hermanos, nuestra madre el sábado, a las 14 horas de la tarde, nos hacía sentar delante de la radio para escuchar. ¿Qué escuchábamos? Todos los sábados se hacía la retransmisión de una ópera y nuestra madre nos enseñaba cómo era esta ópera.

“Desde niño sentí el placer de escuchar cantar, pero nunca pude cantar. En su lugar, uno de mis abuelos, que era carpintero, mientras trabajaba cantaba siempre. El placer de sentir cantar me viene desde niño”.

“Me gusta mucho la música y el canto” repitió con una sonrisa. “Os digo una cosa: el canto educa el alma, el canto hace bien al alma. Por ejemplo, cuando una madre quiere dormir a su niño no le dice ‘¡uno, dos, tres, cuatro!’. Le canta una nana, le hace bien al alma y el niño se queda tranquilo y se duerme”, explicó.