Martes 18 de Diciembre de 2012

Historias de mi Comuna: Barrio de las Mil Casitas

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Liniers

El sueño de la casa propia. Un pedacito de tierra. Hacerse la América. Todo esto y muchas ilusiones más se concretaron en este barrio de las entrañas de Liniers. El barrio de las mil casitas.

En 1903 empezaron a construirse los Talleres del Ferrocarril. Los nuevos puestos de trabajo para este taller fueron ofrecidos a los obreros que trabajaban en los de Tolosa, en La Plata. La municipalidad y la Compañía de Construcciones Modernas adquirieron terrenos, de acuerdo con la Ordenanza del 22 de agosto de 1922 –aprobada por moción del diputado Juan Caferatta- comenzó la construcción de casas de dos plantas, usando como modelo edificaciones de estilo holandés. Las casitas medían 8,66 de frente por 8.66 metros de largo. Con dos habitaciones y dos baños, en dos plantas, todas con el mismo croquis y de excelente calidad. Se caracterizaban por tener ventanas altas y alargadas, puertas finitas, y un entrepiso que servía como baulera. Se les ofreció a los empleados un crédito de condiciones muy favorables para que pudieran adquirir estas casitas.

Una primera etapa de las obras fue en las calles Ramón Falcón, Carhué, Cosquín e Ibarrola. Este se llamó el “Barrio Falcón”. Luego se sumaron las casitas construidas hasta la calle Boquerón y a esas nuevas casas se las bautizó como “Barrio Tellier”. Las callecitas y pasajes de estos barrios tomaron nombres de pájaros autóctonos.

Al comienzo y por la gran demanda que generaron, las casas se adjudicaban por sorteo. La comisión a cargo de esta distribución se denominó “Comisión de Casas Baratas”, por lo que pronto se conocería a la zona como “las mil casitas baratas”.

En los años 60 los vecinos del barrio comenzaron a reformar sus casas. Ampliaban las ventanas, pintaban las fachadas o cultivaban enredaderas para diferenciarlas de las casas vecinas. También se realizaron reformas más estructurales, como el techado, la ampliación de terrazas y, con la llegada masiva de los automóviles, se optó por transformar en garajes muchos de los livings de la planta baja.

En los 90 con la llegada de los primeros signos de inseguridad aparecieron los enrejados, las puertas blindadas y los sistemas de alarmas. Sin embargo, el barrio de Las Mil Casitas, sigue cobijando a gente trabajadora de clase media que, como aquellos primeros moradores, cumplen el sueño del techo propio.

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