Lunes 01 de Agosto de 2016

"Hola, soy Francisco... ¿Me abren?"

En una de sus distendidos paseos por el Vaticano, el Papa visitó por sorpresa las oficinas de la "Pontifica Comisión para América Latina". Todos quedaron maravillados con su presencia.

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La mañana en el Vaticano era una como tantas. O más o menos, porque Francisco una vez más decidió salir "libre por las calles", gambeteando el protocolo que tanto le molesta. Seguido de cerca por los suyos, primero decidió ir al odontólogo de siempre. Un trámite de rutina que terminó en un abrir y cerrar de ojos. Los custodios se preparaban para un rápido retorno hacia Santa Marta, pero hubo un repentino cambio de planes, decidido sobre la marcha por el propio Francisco.

"'Doctor, ¿tiene un rato para conversar?'. La pregunta me pareció tan especial que le respondí: '¡No, usted no está en mi agenda...! ¡Váyase y vuelva mañana..!'" Textual de Guzmán Carriquiry, el vicepresidente de la institución.

"Vamos hacia la "Pontifica Comisión para América Latina", informó a sus colaboradores. Muy visitado por Francisco cuando todavía no era Papa, el lugar es administrado por la simpática Lina Tentori, quien esa mañana de miércoles se encontró con el sonido del "timbre" en la puerta.



"No lo podía creer, lo vi a Francisco ahí, vestido de blanco... Y me quedé sin palabras con esa aparición. Lo mío era sólo emoción," recuerda la mujer.

Francisco pidió hablar con su viejo amigo, Guzmán Carriquiry, el vicepresidente de la institución. "Humilde, con su tono de siempre, me preguntó: 'Doctor, ¿tiene un rato para conversar?'. La pregunta me pareció tan especial que le respondí: '¡No, usted no está en mi agenda...! ¡Váyase y vuelva mañana..!' Fue una linda broma con el santo Padre."

Fueron no más de 35 minutos. Hubo un café humeante, una nueva recorrida por el lugar y la admiración generalizada, especialmente de parte del padre Humberto González, quien confesó que "quedamos llenos, contagiados de su amor."

"No lo podía creer, lo vi a Francisco ahí, vestido de blanco... Y me quedé sin palabras con esa aparición. Lo mío era sólo emoción," recuerda la administradora del lugar.