Lunes 17 de Diciembre de 2012

LA CIUDAD INAUGURÓ UNA ESCULTURA QUE REPRESENTA A UNO DE LOS PERSONAJES DEL RECONOCIDO DIBUJANTE GUILLERMO MORDILLO

La Jirafa fue emplazada hoy en el Museo del Humor, avenida de los Italianos 851

Compartir en Redes

En el marco de la muestra de Guillermo Mordillo, que puede visitarse hasta el 6 de marzo en el Museo del Humor, la Ciudad inauguró hoy una escultura representando a uno de los personajes que caracterizan su creación: La Jirafa. Este personaje fue emplazado en el patio del Museo y será parte del Paseo de la Historieta en 2013. En el acto estuvieron presentes el Ministro de Cultura de la Ciudad, Hernán Lombardi, el artista, Guillermo Mordillo y Paula Uhalde, titular del área Construcción Ciudadana y Cambio Cultural.

Al respecto, el Ministro de Cultura del Gobierno de la Ciudad, Hernán Lombardi expresó: “Esta escultura es un homenaje que la Ciudad brinda a uno de los más reconocidos dibujantes argentinos, que con su talento nos representa tanto en el país como en el exterior”.

Por su parte, Paula Uhalde, titular de Construcción Ciudadana y Cambio Cultural, expresó: “Desde Construcción Ciudadana y Cambio Cultural, pensamos en la realización de estas esculturas como una forma de generar sentimiento de pertenencia y reforzar valores, a través de la identificación de la gente con algunos de los personajes más queridos y representativos de nuestra cultura popular”.

Guillermo Mordillo es reconocido por sus dibujos humorísticos mudos, que en general hacen referencia al amor, al deporte, incluye animales dentro de sus creaciones y representa varios aspectos curiosos de la vida. Sus libros recopilatorios fueron traducidos a numerosos idiomas y editados en países como Italia, Portugal, España, Alemania, Francia, Bélgica, China, EE.UU. y Argentina, entre otros. En los años más recientes de su carrera se ha dedicado casi exclusivamente al humor gráfico y a las ilustraciones infantiles.

Desde hace varios años el artista argentino reside en el exterior, y con motivo de su visita al país, la Ciudad organizó la exposición “De Villa Pueyrredón al Mundo” en el Museo del Humor dependiente del Ministerio de Cultura porteño.

La escultura de La Jirafa estuvo a cargo de Raúl Miguel Piccolotto, arquitecto, maquetista, muralista y escultor; junto a Brian Bruhn, matricero y modelista.

Paseo de la Historieta es una iniciativa que forma parte del área Construcción Ciudadana y Cambio Cultural, dependiente de Jefatura de Gabinete de Ministros. Comienza con la escultura de Mafalda, que se encuentra emplazada en Defensa y Chile. Ya se inauguraron las esculturas de Isidoro Cañones en Balcarce y Chile, Larguirucho en Balcarce y México, Matías en Balcarce entre México y Venezuela y Clemente, en Balcarce entre Venezuela y Av. Belgrano. El paseo fue concebido en conjunto con la creación del recientemente inaugurado Museo del Humor.

El Consejo Asesor del Museo del Humor colaboró y avaló la selección de cada uno de los personajes que componen el Paseo, mediante un exhaustivo análisis de la historia y de la representatividad de cada uno, en nuestro país y en el mundo. Este equipo de notables está integrado por Joaquín Salvador Lavado (Quino), Carlos Garaycochea, Guillermo Mordillo, Manuel García Ferré, Hermenegildo H. Sabat, y el Director del Museo del Humor, Hugo Maradei.

Para más información, se puede ingresar a

www.buenosaires.gob.ar/paseodelahistorieta (https://fb.buenosaires.gob.ar/historietas/canvas/)

Tanto la escultura, como la exposición “De Villa Pueyrredón al Mundo” pueden visitarse en el Museo del Humor, de lunes a viernes de 11 a 18 hs.; y los sábados, domingos y feriados de 10 a 20 hs. Entrada, jueves a domingos y feriados $10; lunes, martes y miércoles gratis. Menores de 14 años, gratis todos los días. Avenida de Los Italianos 851, Puerto Madero.

Autobiografía Autoautorizada de Guillermo Mordillo

Nací, como todo el mundo, a los nueve meses de edad.

La cosa ocurrió en el famoso barrio de Villa Pueyrredón, en una calle con nombre de pianista: Argerich, allá por Buenos Aires. Más tarde me enteré que fue un 4 de Agosto de 1932.

Mi hermana Teresa nació en una calle donde, según Abel Santa Cruz, no hay más remedio que nacer: Nazca.

Finalmente nos decidimos por la calle Cabezón, esquina Condarco, a mediados del 35.

A mi padre, que era electricista, le gustaba inventar cosas raras, a mí me hizo dibujante humorista.

Empecé mi larga carrera a los cinco años cuando, de la mano de mi mamá, la llevé al cine para ver « Blanca Nieves y los siete enanos ».

A partir de ahí, creo haber dibujado todos los días.

Ah! también fui a la escuela.

A los dieciocho años se me dio por ilustrar cuatro libros de cuentos para Editorial Codex, al mismo tiempo entré por la puerta que daba a la calle a los Estudios de Dibujos Animados de Burone Bruché.

También ilustré historietas con guiones de Aldo Camarotta.

En mi tiempo libre, es decir todos los días, me las arreglaba para jugar al fútbol, perdón, a la pelota, en las calles y terrenos baldíos del barrio con mis amiguitos, entre los cuales Eduardo Balducci, Juan Carlos Copes, Humberto Andreacchio y muchos otros que también se hicieron famosos.

Pero un día, el 7 de Noviembre de 1955, me fui. Primero al Perú, con intenciones de hacer dibujos animados siguiendo la proposición de mi colega y amigo Jorge Caro. Pero la idea no cuajó y sólo trabajé en publicidad.

En 1960 el viento me llevó hacia el norte. Me tomé un avión, un micro y mi última Coca-Cola y recalé en Nueva York.

A los diez días conseguí trabajo como imbetweener (intermediador) en los Estudios Paramount y ahí me di cuenta que estaba en el extranjero porque a Espagueti lo llamaban Popeye. . .

Al año me cansé de hacer dibujos que de animados tenían muy poco y me fui por ahí para hacer « greetings cards », léase tarjetas humorísticas.

Finalmente puse fin a la aventura americana y me subí a un Queen Mary que pasaba por allí rumbo a Europa, la tierra de mis antepasados; incluidos mis padres.

El 26 de Agosto de 1963 llegué al Peñón de Gibraltar, con otro barquito desembarqué en Algeciras , España.

De ahí en más, un tren me llevó hasta un Madrid franquista; otro a Barcelona (idem, pero menos) y crucé la frontera para llegar a Perpignan. Otra ruta me lleva hasta Versailles y el último ferrocarril (oeste, supongo) me deja en París.

Llovía, caía la noche, pero tuve la suerte de conseguir una habitación de hotel en un sexto piso sin ascensor, sin baño, una cuerda de pared en guisa de armario, sin cuatro muros, una buhardilla que le dicen, ciento cincuenta dólares en el bolsillo, solo, pero inconscientemente feliz! Estaba en París! Eso fue un viernes 19 de Septiembre de 1963. Al lunes siguiente me presenté en dos editoriales de tarjetas humorísticas, los obligué a hablarme en Inglés hasta que uno de ellos me ofreció trabajo.

Enseguida, por cuestiones idiomáticas, me inscribí en la Alianza Francesa por dos años, hasta el diploma.

Durante tres años realicé toda la producción de la Editorial Mic-Max, así se llamaba, hasta que creí llegado el momento de pedir un aumento, pero lo único que conseguí fue aumentar la lista de parados parisinos.

Solo, todavía no conocía a Amparo (nombre premonitorio) ni mucho menos a Sébastien y Cécile, mis futuros hijos. Sin trabajo, ancla’o en París, con un idioma local embrionario, resumiendo: en Pampa y la vía.

Qué hacer ?

La idea de volver con la frente marchita a la habitación que no tenía en la casita

alquilada de mis viejos no me seducía. . .

Elegí tirar el manotazo de ahogado y hacer otra cosa: dibujos mudos para las revistas y periódicos. Me salió bien. » Se te fue la mano » como me dijo Carlitos Garaycochea.

El resto ya es más conocido.