Jueves 21 de Noviembre de 2024
Las joyas arquitectónicas del Cementerio de la Recoleta: un viaje al corazón de la belle époque porteña
En el marco del 202° Aniversario del cementerio te invitamos a descubrir las mejores bóvedas que nos permiten viajar hacia finales del Siglo XIX y principios del XX.
El cementerio de la Recoleta fue inaugurado el 17 de noviembre de 1822 y además de ser el último reposo de figuras ilustres de la cultura, la política y el arte también es una de las mayores muestras de la riqueza arquitectónica de la Ciudad. En el marco del 202° Aniversario del cementerio de la Recoleta, te invitamos a descubrir las joyas que nos devuelven a la belle époque porteña.
Su trazado ha sido testigo del desarrollo de Buenos Aires entre finales del Siglo XIX y principios del XX cuando las familias más adineradas de la ciudad erigieron mausoleos y bóvedas, cada una más elegante que la anterior.
Hoy, más de 90 de estas bóvedas han sido declaradas Monumento Histórico Nacional, convirtiéndolo en una de las joyas arquitectónicas más importantes de Buenos Aires.
Atraídas por el auge económico y una creciente epidemia de fiebre amarilla en el sur de la Ciudad, las familias más adineradas de la época se mudaron a la zona y comenzaron a invertir en mausoleos que se convirtieron en símbolos de su estatus social. Hoy, más de 90 de estas bóvedas han sido declaradas Monumento Histórico Nacional, convirtiéndolo en una de las joyas arquitectónicas más importantes de Buenos Aires.
Bóveda de la Familia Leloir: una obra monumental
Entre las bóvedas más impresionantes de Recoleta se destaca la de la familia Leloir, una construcción monumental que alberga los restos de Luis Federico Leloir, Premio Nobel de Química en 1970. Esta bóveda se parece a un templo y está coronada por un templete. Esta fusión entre lujo, arte y tecnología hace de la Bóveda de los Leloir una de las más impactantes y únicas del cementerio. En techo del templete cuenta con un mosaico veneciano que reproduce la figura de un Cristo Redentor.
Bóveda de la Familia López Lecube: escultura y rebeldía
Otra de las grandes joyas de la Recoleta es la bóveda de la familia López Lecube que guarda una historia curiosa detrás de sus esculturas: dos de ellas fueron esculpidas por la célebre artista Lola Mora, quien se destacó por su audacia y su capacidad para romper con los convencionalismos de la época.
Si bien a la artista se le pidió que evitara los desnudos, Mora dejó un pequeño acto de rebeldía: un hombro y un pie de una de las figuras se encuentran al descubierto. Las esculturas de Lola Mora continúan siendo una de las piezas más admiradas del cementerio tanto por su calidad artística como por el espíritu libre de la escultora.
Bóveda de Liliana Crociati: un tributo inolvidable
La historia de Liliana Crociati es una de las más conmovedoras de la Recoleta. Se trata de una joven que murió trágicamente a los 26 años en un alud en los Alpes austriacos. Su lugar de descanso dejó una huella imborrable en el cementerio y es un ejemplo sublime de estilo neogótico y realismo.
Liliana fue inmortalizada con una estatua de Liliana en la que luce un traje de novia, sostiene su anillo de compromiso y está acompañada por su amado perro Sabú, quien también tiene su propia escultura a sus pies. La bóveda de Liliana Crociati es una de las más visitadas del Cementerio de la Recoleta y su historia se ha convertido en parte del folclore del cementerio, especialmente por la leyenda urbana que sostiene que tocar el hocico de bronce de Sabú trae suerte.
Bóveda de Bartolomé Mitre: la historia como protagonista
El mausoleo dedicado a la figura de Bartolomé Mitre es otro de los más destacados del cementerio de la Recoleta. Más allá de lo que representa su figura para la historia de nuestro país, la bóveda está ejecutada con mármol y sus esculturas fueron realizadas por Eduardo Rubino, artista italiano de origen turinés. Estas obras de arte representan “La libertad”, “El deber” y “La justicia”. Hoy en su parte superior se encuentra enmarcado entre figuras aladas el nombre del prócer.
Bóveda Rufina Cambaceres: el mayor mito de la Recoleta
Rufina Cambaceres murió el día que cumplía 19 años y presuntamente fue enterrada bajo un ataque de catalepsia. Su familia decidió construir un importante monumento Art Nouveau con una estilización de líneas curvas y profusión de tallos, hojas y flores, obra del alemán Richard Aigner.
En esta se representa a Rufina de pie frente a la puerta tomando el picaporte como para abrirla. Esta representación artística, sumado a la circunstancia de su sorpresiva muerte, dio lugar a que se construyeran diferentes leyendas en la sociedad porteña de la época que continuarán vigentes en la actualidad.
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