Jueves 01 de Septiembre de 2016

Pablo de León: de un pueblito a la NASA

El fundador y presidente de la Asociación Argentina de Tecnología Espacial, cuyo trabajo fue declarado de interés parlamentario su labor por el invalorable aporte a la ciencia y la tecnología con nivel de jerarquía mundial, está trabajando actualmente en el desarrollo de un prototipo de hábitat para Marte.

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Pablo Gabriel de León nació en Buenos Aires, es ingeniero aeroespacial y docente. Desde pequeño se interesó por el espacio y a los nueve años comenzó a construir y lanzar cohetes modelo. Fue el primer argentino en volar en gravedad cero en el año 1997, formó parte del Proyecto PADE (un conjunto de siete ensayos argentinos que volaron al espacio a bordo del transbordador Endeavour, de la NASA, en diciembre de 2001) y dirigió el desarrollo de varios trajes espaciales como investigador principal en proyectos financiados por la NASA, entre ellos el NDX-1, prototipo de traje para misiones tripuladas al planeta Marte y el NDX-2, prototipo para la exploración lunar.

Hoy hablamos con Pablo para que nos cuente más a cerca de su prototipo de hábitat para Marte y, sobre todo, cómo logró cumplir su sueño de trabar en la NASA.

BA Ciencia: Según tu biografía, a los nueve años de edad construiste un cohete. ¿Te acordás cómo era, qué te inspiró y cómo lo hiciste?
Pablo: Los cohetes, las naves espaciales y los trajes de astronauta me fascinaron desde siempre. Yo crecí en la época de los primeros viajes espaciales, y la astronáutica estaba muy presente en los diarios, la radio y la televisión. En esa época había una revista que se llamaba Lúpin y publicaban no sólo historietas, sino también planos de inventos y proyectos de aeromodelismo, electrónica y otras cosas. Ahí vi por primera vez la posibilidad de hacer un cohete con un sistema de recuperación y lanzarlo a unos cientos de metros. Así empecé con la cohetería, que es algo que aún hoy día le enseño a mi hija, y que es un hobby que te enseña un poco de física y química.

BA Ciencia: Fuiste el primer argentino que voló en 1997 en gravedad cero. ¿De que se trata la ingravidez?
Pablo: Es una sensación muy rara porque uno siempre -desde que nació- estuvo apoyado en algo, y de repente te subís a un avión que hace unas parábolas durante las cuales volás como Superman. Por primera vez sentís esa ausencia de apoyo de todo. Todo flota a bordo y tenés que repensar cómo hacer las cosas más básicas. Es maravilloso, y de sólo pensar que los astronautas pasan meses así, es increíble. ¡Desde ya que quiero volver a experimentarla!

BA Ciencia: Estás trabajando en el desarrollo de un prototipo de hábitat para Marte. ¿Qué querés contarnos sobre este proyecto?
Pablo: Este hábitat es el nuevo gran plan de la NASA. Es un prototipo para las bases que algún día habrá en el planeta rojo. Ahí los astronautas tienen que poder llevar una vida más o menos confortable y normal, durante los meses que dure su estadía en el planeta, y por eso tenemos que dotarlos de todos los sistemas necesarios para que eso pase. Yo tengo tres años para concluir este prototipo. Luego se va a probar acá en tierra, con tripulaciones que van a hacer simulaciones, y de ahí vamos a aprender cómo mejorarlo.

BA Ciencia: ¿Qué sueño te queda por cumplir en el plano profesional?
Pablo: Considero que he tenido la fortuna de poder cumplir la mayoría de los sueños que tenía en mi profesión. Trabajé en experimentos en el Transbordador Espacial, en satélites que volaron al espacio, hice trajes espaciales, trabajé en naves, volé en gravedad cero y muchas cosas más. Algo con lo que soñaba de chico, que era ser astronauta, no me parece tan importante hoy, quizás porque ya soy más grande y no me da tanto el físico como cuando tenía 20 años, ja, ja. Pero si me ofrecen un viajecito, lo agarro sin pensarlo dos veces.

BA Ciencia: ¿Qué le dirías a un chico que quiere ser astronauta?
Pablo: Que jamás se descorazone por lo que otros puedan opinar de sus sueños. Yo nací y me crié en un pueblito lleno de vacas de la provincia de Buenos Aires, donde las opciones eran ser tambero o trabajar de mecánico de tractores, no muchas más. Y en base a ser cabeza dura, más que ninguna otra capacidad personal, pude terminar trabajando para la NASA. Si uno tiene claro lo que quiere hacer en su vida, no debe dejar que nada ni nadie se lo prohíba. Los sueños están para ser cumplidos, pero no se cumplen solos, sino con trabajo y esfuerzo de muchos años. Si no costara conseguirlos no serían sueños.