Viernes 01 de Julio de 2016

Se recupera el antiguo Rosedal del Parque Chacabuco

Con el aporte de la Asociación Coreana en Argentina se firmó un convenio para realizar distintos arreglos.

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La Ciudad firmó un convenio para devolver el antiguo Rosedal del Parque Chacabuco, con el objetivo de recuperar su imagen y esplendor original a través de la reinstalación y mantenimiento de los canteros florales, actualmente enrejados, cerrados al público, sin funciones y sin atractivo para quienes circulan por el parque.

“La Comunidad Coreana Argentina es muy generosa con este aporte, una iniciativa que beneficia a todos los vecinos y que va a pasar a la posteridad como un gran gesto de convivencia”, expresó Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público porteño.

Las obras se llevarán a cabo a través de la firma del convenio de padrinazgo entre el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Asociación Coreana en Argentina. Los trabajos que se van a hacer son:

  • Nuevos canteros que ayuden a recuperar la identidad del sector como un paseo de rosas con especies de diferentes colores y hábitos de crecimiento, lo que creará motivos florales en matices variados.

  • Cuatro pérgolas que confluyen en el sector.

  • Un reservorio de agua de lluvia para riego y de ser necesario se hará un tendido de riego por goteo conectado al agua de red.

  • Como parte de las tareas de parquización se armarán canteros de tierra a los que se le aportará césped, sustratos y plantines florales.

El Parque Chacabuco se encuentra en el sudoeste de la Ciudad, dentro del barrio que lleva su mismo nombre. Se trata de un espacio verde de 22 hectáreas, delimitadas por la calle Emilio Mitre y por las avenidas Eva Perón, Asamblea y Curapaligüe donde, desde hace más de 100 años, los vecinos del lugar van a pasar una tarde tranquila.

Con diseño original del paisajista Carlos Thays, el parque constituye la zona más antigua del barrio de Parque Chacabuco. Su trazado original, de 1903, incluía una gran arboleda, canchas de fútbol, un vivero y un tambo que vendía leche recién ordeñada.

Cuando el parque fue remodelado, en la década del ’30, llegó a convertirse en uno de los paseos más bellos de la ciudad. Fue entonces cuando se instaló el rosedal. Rodeaba a la llamada Fuente de los Sapitos, un espejo de agua de 45 metros de largo “custodiado” por sapos de bronce surtidores de agua, y llegó a tener más de 3000 variedades de rosas.