Miércoles 23 de Octubre de 2013

El cartonero que llegó al Papa

Sergio Sánchez sufrió la crisis del 2001 y tras seis años de recolección en las calles impulsó la creación de la cooperativa El Amanecer de los Cartoneros. En el Vaticano lo recibió Francisco, con quien tiene un vínculo desde hace años. “Bergoglio siempre peleó por la defensa del trabajador, de los derechos sociales y los beneficios para la gente”, reconoce.

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Sergio Sánchez comenzó como cartonero en 2001. La crisis económica, política y social del país lo obligó a salir a las calles de la ciudad de Buenos Aires con un cochecito para juntar cartón y con su venta conseguir algo de plata para alimentar a su familia. Los prejuicios sociales sobre el rol del cartonero hicieron aún más difícil el desafío de trabajar en la calle. Sin embargo, Sergio logra verlo de manera positiva: “Las primeras cosas de mi hogar las conseguí gracias a los vecinos que me querían. Yo iba a juntar la basura y me daban una heladera que había que arreglar el motor y para mí eso significó tener mi primera heladera”.

Luego de seis años trabajando en las calles porteñas, Sergio se puso de acuerdo con otros cuatro cartoneros y formaron la cooperativa El Amanecer de los Cartoneros. “Nuestra lucha no fue sólo por la defensa de nuestro trabajo sino por la de todos los que no teníamos voz. Y lo logramos”, asegura.

Hicieron una votación y Sergio pasó de ser presidente de la cooperativa: “Nunca creí que podría pasarme eso. Pero le pongo mérito a lo que hago, todo objetivo al que apunto trato que siempre se haga realidad y eso quizás es lo que hace que sea un buen referente para la gente aquí en la cooperativa”.

Años y elecciones internas de por medio, hace seis meses Sergio volvió a ser el presidente de El Amanecer, que se ocupa de la organización y logística del Centro Verde Barracas. “El Gobierno de la Ciudad pensó cómo incluir a los cartoneros y me invitó a coordinar el funcionamiento del Centro Verde. Hoy los resultados están a la vista: 400 personas están trabajando dentro de un sistema organizado y con el espacio necesario”, explica Sergio.

Los cambios que introdujo su formalización no sólo se advirtieron en la forma de trabajo sino también en el vínculo con los vecinos. “Fuimos discriminados durante mucho tiempo cuando en verdad nosotros éramos casi como un encargado más que esperábamos en la puerta de cada casa para que nos entreguen los residuos. Hoy, el hecho de contar con una vestimenta y un logo que nos identifique ayudó a que nos empiecen a reconocer”, cuenta.

Este año, Sergio apareció en los distintos medios de comunicación tras su viaje al Vaticano para presenciar la asunción de Bergoglio como Papa. El vínculo de Francisco con los cartoneros data de varios años atrás, tal como cuenta Sergio: “Lo conocimos al bautizar a nuestros hijos y él comenzó a brindar misas para los cartoneros en Plaza Constitución. Como soy representante de la Red Latinoamericana de Recuperadores, nos invitó a participar del evento”. “Bergoglio siempre peleó por la defensa del trabajador, de los derechos sociales y los beneficios para la gente”, reconoce.

Aquel hombre que en 2001 trabajaba en la calle, hoy cuenta con un espacio donde realizar la separación de residuos y constituir un papel clave en el camino a cumplir un objetivo necesario: reducir, reutilizar y reciclar la basura de la ciudad, tal como él afirma: “Hoy ser recuperador es digno. Estoy seguro que si no estuviéramos el problema de la basura no daría a basto. Somos verdaderos cuidadores ambientales de la ciudad”.

El Centro Verde Barracas se inauguró en junio de 2012. Por día, recibe entre 8 a 10 toneladas de cartón, papel, plásticos, metales y vidrios del micro y macrocentro porteño que los recolectores se ocupan de separar y clasificar a fin de venderlos a privados para su posterior reutilización y reciclaje. Su superficie cubierta de 2.460 metros cuadrados está conformada por cuatro galpones de estructura metálica donde pueden realizar este trabajo en condiciones dignas y seguras. Conocé más del Centro Verde aquí