El respeto y el diálogo guiaron su gestión

Por Bibiana AJOLFI

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Tengo un grato recuerdo de la gestión del doctor Ricardo Busso, a quien ya conocía como abogado de la Casa. Su gestión empezó una etapa de armonía en la Procuración. En efecto, su designación como primer Procurador de la recién creada Procuración General de la Ciudad resultó muy provechosa para la institución, dado que se implementó una nueva división de tareas por áreas y se puso a cargo de ellas a profesionales de trayectoria, con conocimiento de la función y de las personas, que junto con la incorporación de nuevos profesionales cambió la fisonomía de trabajo.

Hubo un clima de respeto que permitió una equilibrada convivencia y resultó una época armónica, pese a la gran cantidad de trabajo y a los nuevos requerimientos que planteó la restauración de la democracia.

El doctor Busso, por el hecho de haber pasado por todo el escalafón, tenía un profundo conocimiento de las funciones de la Procuración General, y un gran compromiso con ella.

El respeto por todos y su capacidad para el diálogo fueron los principios que guiaron su gestión.

Su mayor legado está en mostrar que el respeto, el diálogo, la capacidad de escuchar a los demás y de tomar consejo de quienes son idóneos en sus funciones permiten lograr una gestión de provecho para el trabajo institucional y mantener un núcleo humano unido y armónico.

Como persona, era un hombre cálido, que no perdía su bonhomía y don de gentes, aún estando al frente de problemas complejos y de una institución que durante su gestión cambió profundamente su perfil, logrando un mayor profesionalismo.

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