Blacula
Blacula
Imaginen que un príncipe africano, decidido a destruir el tráfico de esclavos, le pide ayuda al conde Drácula.
¿Cuándo?
Viernes 19 de diciembre, 18 h.
¿Dónde?
Centro Cultural Recoleta | Junín 1930 | Recoleta
Gratis
Imaginen que un príncipe africano, decidido a destruir el tráfico de esclavos, le pide ayuda al conde Drácula. Ahora imaginen que el conde se burla de él y lo vampiriza. Y, por último, que este “Drácula negro” llega a Nueva York. Pues bien, ese es el arranque de esta mezcla entre la blaxploitation y el género vampírico, que tiene un poco de sátira... pero solo un poco.
Por lo demás, es fiel a la tradición, al tiempo que denuncia el racismo y ejerce el terror de manera bastante efectiva en muchas de sus secuencias. Lo que parece, en principio, una humorada termina yendo más allá: un auténtico film fantástico con su propio mundo.
¡Blaxploitation!
Uno de los grandes fenómenos del cine estadounidense de los años setenta fue la blaxploitation: filmes “de explotación” (sexo, violencia, crudeza) realizados por —y, en principio, para— la comunidad afroamericana. Pero lo que comenzó como un fenómeno independiente adquirió proporciones de culto. De hecho, la mayor estrella de este subgénero fue la mujer mejor pagada de Hollywood en esa década: la genial Pam Grier.
Detrás de las tramas que involucran explotación sexual, drogas duras, corrupción y —en un caso— vampiros, quedaba registrado con precisión un paisaje urbano (sobre todo la Nueva York de aquellos violentos setenta) y social contado desde adentro. La blaxploitation nunca dejó de lado ni el espíritu de denuncia ni, mucho menos, el gran entretenimiento al ritmo del soul más perfecto de esa era.