Junio 2016
Columnas de opinión del Procurador General
Agradecimiento y compromiso
Aunque no estoy seguro si el estricto protocolo prevé la posibilidad de decir unas palabras en estas circunstancias, no quisiera en verdad dejar de hacerlo aunque sea en forma breve ya que todos estamos en plena jornada de trabajo. Hoy se celebra a Santo Tomas Moro, patrono de los gobernantes y los políticos, y cuyo nombre lleva el edificio de la facultad donde estudié y sigo dando clases, por lo que me alegro de tal feliz coincidencia.
Les agradezco mucho a todos por su presencia tan numerosa en este acto. Debo decir que son dos claramente las ideas y sentimientos que predominan en mi cabeza y en mi corazón en estos momentos: agradecimiento y compromiso. Pueden sonar palabras de ocasión, pero en rigor son las que mejor sintetizan y reflejan mi estado de espíritu.
En primer lugar al Jefe de Gobierno, a quien agradezco la confianza dispensada al haberme propuesto para asumir esta responsabilidad, que espero retribuir trabajando sin descanso en favor de los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires.
A los señores legisladores, por la aprobación brindada en forma rotunda para que pueda ejercer esta función, lo cual también me obliga a realizar mis mayores esfuerzos en pos del bien público para estar a la altura de semejante respaldo.
A mis pares los ministros y demás integrantes del equipo de gobierno, con quienes espero trabajar con todo entusiasmo para poder sumar eficiencia en la gestión y poder hacer realidad todos los buenos proyectos que se impulsen.
A los integrantes del Poder Judicial, del Consejo de la Magistratura y del Ministerio Público, porque a todos nos compete, desde el rol que nos toca cumplir, la búsqueda de la Justicia. Con la mayor lealtad procesal quiero asumir la parte que nos corresponde desde la Procuración General y comprometerme desde ya en dicha tarea.
A los integrantes de la Procuración General, a sus abogados, a sus profesionales, técnicos, asistentes y personal administrativo, a todos les agradezco por la cálida recepción que me han brindado en estos primeros tiempos de trabajo compartido en la Casa. Quiero ponerme al frente de todos ustedes para tratar de hacer realidad todos sus anhelos y expectativas, proponiéndonos el objetivo de la excelencia. Destaco también a los funcionarios presentes de otras jurisdicciones, en especial agradezco la presencia del fiscal de Estado de la provincia de Tucumán, con quien compartiremos a partir de mañana una Reunión Extraordinaria de la Abogacía Pública en San Miguel de Tucumán para intercambiar experiencias y estrechar vínculos con nuestros pares de todas las provincias y celebrar allí el bicentenario de la Independencia. Desde la ciudad capital de la República nos cabe también estar abiertos a colaborar y tender lazos con las autoridades de todos los puntos del país. Están aquí también directivos y docentes de algunas de las universidades en las que he cursado estudios de grado y posgrado, y quiero también agradecer a las mismas por la formación recibida.
A los abogados aquí presentes, con muchos de los cuales tuve relación profesional en el pasado compartiendo un mismo estudio jurídico y con otros como contraparte, vale agradecer por todos los valores, enseñanzas y buenas prácticas adquiridas durante mis 25 años de trabajo en la actividad privada. Soy lo que soy como abogado por esos fructíferos años compartidos, y espero poder llevar todas esas pautas, en lo que sea menester, a esta nueva responsabilidad pública.
A los representantes de varias organizaciones sociales aquí presentes, porque aunque hoy me toque desempeñar esta función no puedo olvidar mi compromiso e identidad con la sociedad civil. Estoy convencido que la fortaleza de un país depende en gran medida de la calidad de sus organizaciones, y deseo por ello también desde este nuevo rol sumar mi aporte, en lo que pueda y corresponda, para contribuir al desarrollo vigoroso de las mismas.
En esta línea finalmente, quiero reiterar el compromiso más importante que es con los vecinos de esta querida Ciudad de Buenos Aires, con quienes trabajan y transitan en ella, que son los destinatarios finales de nuestros esfuerzos. No puedo dejar de mencionar también a mi pago chico, a la comunidad de la que formo parte, y donde resido desde casi toda mi vida. Vaya por ello mi agradecimiento por su presencia a muchos vecinos y amigos de la ciudad de Don Torcuato y en especial al Intendente Municipal del Partido de Tigre aquí presente.
Ya en un tono más íntimo, les agradezco por su presencia a mis familiares y tantísimos amigos de toda la vida, a los que vinieron y a los muchos que me hicieron llegar mensajes. Se pueden suceder las responsabilidades y funciones, pero ellos están siempre, en todas las circunstancias. Son el poncho y el abrigo cuando llega el frio.
Están también mis padres, a quienes les agradezco por la vida y el ejemplo brindado. Al considerar dos virtudes y valores fundamentales para el ejercicio de mi función puedo decir que ambas las he aprendido de ellos, de mi padre la honradez y de mi madre el equilibrio. Doy gracias a Dios porque ambos estén hoy compartiendo conmigo este momento.
A mis siete hijos, destinatarios de todos los esfuerzos. Todos en verdad trabajamos y nos esforzamos para que nuestros hijos y nietos – en mi caso además estoy a la espera de mi primera nieta-- tengan un país mejor. A mis hijos les quiero agradecer de modo especial el apoyo y la ayuda entusiasta que me brindaron en esta nueva etapa de mi vida profesional de mayor compromiso con lo público.
Y finalmente a María Raquel, mi mujer, con quien estoy a punto de celebrar 30 años de feliz matrimonio. Gracias por tu compañía. Si se dice que la política requiere de generar consensos, el acuerdo que posibilitó mi llegada más plena a la actividad política logramos alcanzarlo juntos. Te agradezco por ello, así como también por la paciencia y comprensión demostrada en estos últimos cinco años, que te pido seguir renovando.
Me queda por último dar gracias a Dios que es, de acuerdo al preámbulo de nuestra Constitución Nacional, fuente de toda razón y justicia. Como lo decimos en la Oración por la Patria, acudimos necesitados al Señor de la Historia, a quien pido me sostenga e ilumine en la gestión. Hasta aquí los agradecimientos. Solo quisiera agregarles que la Procuración General de la Ciudad de Buenos Aires es un órgano de raigambre constitucional, aunque su tradición supera largamente las dos décadas de vigencia de nuestra Constitución local. Su origen se remonta a mediados del siglo XIX, con la designación del primer responsable de asuntos jurídicos de la Ciudad de Buenos Aires. Tiene a su cargo funciones de gran relieve y trascendencia para el Gobierno como la representación en juicio, el control de legalidad, la defensa del patrimonio, la instrucción de sumarios y la prestación del servicio jurídico gratuito a la comunidad.
Quiero poder mantener y profundizar todos los aspectos valiosos y positivos que este órgano ha consolidado en toda su rica historia, y poder aportar una mejora en la calidad de su gestión a través del establecimiento de objetivos concretos y mensurables. Aspiro a que la búsqueda de la excelencia sea precisamente el principal norte de mis esfuerzos en la gestión en esta etapa que hace poco iniciamos.
Me comprometo a respetar fielmente en mi tarea los principios e ideales que he procurado seguir desde siempre en mi vida, y que entiendo deberían ser inspiradores de la conducta de todo buen funcionario.
Podría decir que se trata de un decálogo, aunque en rigor en honor a la brevedad bien podrían sintetizarse en cinco principios, que caben en los dedos de una mano, y que representan en lo personal lo que significa este juramento que acabo de prestar. Ellos son: decir siempre la verdad, que debe ser la misma en todos los ámbitos; actuar con honestidad y transparencia, que es no tan solo una exigencia legal sino una actitud; gestionar con eficiencia, trabajando en equipo y privilegiando en todos los casos el interés general; estar siempre abierto al diálogo, promoviendo la cultura del encuentro que nos insiste el papa Francisco; y cuidar de modo especial a los más débiles y vulnerables.
Nada me entusiasma más que trabajar, guiado por estas premisas, para asegurar una mejor calidad de vida a los habitantes de nuestra ciudad. Después de ocho años de gestión, tenemos ahora la obligación de poder alcanzar los logros pendientes y profundizar todas las ventajas obtenidas. Me alegra saber que esto lo haremos trabajando en equipo con muchas otras personas dentro del Gobierno de la Ciudad movidas también por estos ideales. Y más que ello, me reconforta saber que así nos sumamos a muchos otros hombres y mujeres que tanto en el Gobierno nacional como en todo el país han asumido recientemente funciones de gobierno y se empeñan con honestidad para cambiar la realidad y alcanzar juntos una Argentina grande, justa, fraterna y solidaria que es el país que nos merecemos. Muchas gracias a todos por estar.