Mayo 2016
Columnas de opinión del Procurador General
Con esperanza responsable
Estimados todos: Han pasado recién solo algo más de cinco meses desde que las nuevas autoridades, tanto a nivel nacional, provincial, como de la Ciudad Autonoma de Buenos Aires y de los municipios, han asumido sus funciones. Un período ciertamente breve pero de trabajo intenso, con realidades diversas según se trate de la situación heredada y de los objetivos propuestos.
A todos nos congrega el ámbito nacional. La realidad del país nos mueve a exigir con prontitud las soluciones que satisfagan nuestras múltiples inquietudes y necesidades. Los primeros cien días de “luna de miel” se agotaron, las dificultades nos apremian, la necesidad de la inmediatez que parece dominar todas nuestras expectativas nos predispone a exigir los resultados ahora.
Sin embargo, no debemos olvidar que hace apenas seis meses, en una histórica y novedosa elección de segunda vuelta, la ciudadanía decidió un cambio de gobierno que en muchos aspectos proponía una vuelta de página respecto a las políticas que regían desde hace tiempo.
Varios problemas de fondo permanecían irresueltos. Para muchos el país estaba al borde del colapso. ¿Alguien puede en su sano juicio pensar que saldríamos velozmente de esta situación y en tan solo unos pocos meses disfrutar de las mieles de la abundancia y la prosperidad? El presidente de la República ha dicho reiteradamente, tanto durante la campaña electoral como en estos primeros tiempos de su gestión, que los cambios no nos llevarían mágicamente en el corto plazo al bienestar deseado, pero que cada día estaríamos un poco mejor.
En este corto tiempo en rigor se han logrado superar importantes obstáculos, aunque otros todavía permanecen. Los problemas se están encarando con sensatez y racionalidad, con un equipo de gestión con capacidad técnica y honestidad, lo cual no es poco a la luz de donde veníamos.
Por esta razón creo que en estos momentos corresponde cultivar lo que llamaría una “esperanza responsable”. ¿Qué significa esto? Tener la aspiración de que viviremos mejor, que lo merecemos y que obtendremos los resultados que anhelamos, pero que ello requiere de tiempo. Esta actitud presupone de los ciudadanos una cierta dosis de paciencia y comprensión mientras los gobernantes muestren una diligente actividad para atacar y solucionar los problemas de fondo, diciendo la verdad y privilegiando el interés general. No se trata de vender la ilusión de que el mañana traerá por si solo el crecimiento, sino de que el futuro mejor será en verdad el fruto de nuestros esfuerzos.
Tenemos derecho a exigir a nuestros gobernantes una mejor calidad de vida para todos. Pero también nos corresponde acompañar la gestión política dando lo mejor de nosotros desde nuestro lugar de trabajo. No nos dejemos llevar por la crítica constante, y a veces maledicente, que nos conduce al desánimo. Tampoco se trata de acallar la crítica cuando ella corresponde, ni dejar de reivindicar los derechos que se vean amenazados por todos los medios legítimos que brinda una sociedad democrática.
Se acerca la fiesta patria del 25 de Mayo en el año del Bicentenario de la Independencia. Será un momento propicio para celebrar y reafirmar con un sano optimismo nuestro compromiso con el futuro y el bien común.