Septiembre 2017
Columnas de opinión del Procurador General
El gran encuentro de la abogacía pública
Resuenan todavía los ecos de la reciente realización del V Congreso Internacional de Abogacía Pública, Local y Federal. Se trató de un evento académico y profesional de gran nivel, por la calidad de los expositores y por la variedad y riqueza de los temas tratados.
Tuvimos casi 4000 inscriptos, con un record también de asistentes, procedentes no tan solo de nuestra Procuración General sino de muchos otros organismos y dependencias del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, así como también del Estado Nacional, tanto de la Procuración del Tesoro de la Nación como de diversos ministerios y organismos. Y por cierto, nuestra mayor alegría también es el creciente espíritu federal del encuentro, ya que hemos contado con la presencia de funcionarios y abogados de muchas provincias del país. Destaco especialmente la asistencia de varios de mis pares en las provincias –Fiscales de Estado y Asesores Generales de Gobierno-, como también de Secretarios Legales y Técnicos de muchas jurisdicciones.
Si fue numerosa, rica y variada la composición de los asistentes, no lo fue menos la de las conferencias. Recibimos a prestigiosos catedráticos del exterior, como también a funcionarios y académicos de diversas provincias, como también de nuestra ciudad de Buenos Aires. En cuatro intensas jornadas –este año tuvimos la novedad de una reunión de gala previa con un vernissage artística- todos los asistentes tuvimos el privilegio de reflexionar con el aporte intelectual de los más distinguidos representantes del derecho administrativo. Se combinaron distintos temas y puntos de vista, todos ellos convocados para analizar el profundo y sugerente tema central del congreso acerca de “La dignidad de la persona y Derechos Humanos: proyecciones sobre la abogacía pública”.
Tanto las consideraciones filosóficas y jurídicas que se desprenden del título elegido, como el claro sentido que se visualiza en las actuales políticas gubernamentales que procuran administrar el Estado a favor de los intereses de la comunidad, y nuestras propias convicciones sobre el poder como servicio, todo ello nos ha reafirmado en el verdadero sentido del compromiso de nuestra función. Si dentro del marco del derecho público en general, y del derecho administrativo en particular, se trata de armonizar y lograr un equilibrio entre las prerrogativas estatales y los derechos personales, las enseñanzas recogidas en este congreso nos proporcionan una orientadora guía de ruta en el camino emprendido en la búsqueda del bien común. Nos proponemos ahondar en el significado y las consecuencias del carácter servicial que debe distinguir la actuación de la Administración.
Hemos disfrutado de la celebración de este gran encuentro de la Abogacía Pública. Ahora el compromiso es volcar todo lo aprendido para un mejor ejercicio de nuestra profesión en defensa de la institucionalidad y de la dignidad de la persona humana.