Julio 2019
Columnas de opinión del Procurador General
No rendirse ante la impunidad
Se cumplen precisamente hoy los 25 años del brutal atentado terrorista a la AMIA, el más sangriento de todos los que sufrimos en nuestro país.
El dolor que nos sigue golpeando por la vida truncada de 85 personas inocentes se incrementa frente a la impotencia y frustración que provoca la impunidad.
Pese al tiempo transcurrido, las varias evidencias y fundadas sospechas, no hubo juicio todavía contra los responsables de este cruel ataque, los mismos probablemente que dos años antes habían volado el edificio de la Embajada de Israel.
Más grave aún, las investigaciones y procesos judiciales entablados contra los responsables locales de preparar el vehículo cargado con 275 kilos de explosivos que provocó la explosión estuvieron seguidos por las irregularidades, y no condujeron a solución alguna para el esclarecimiento de la verdad.
Los intentos de enjuiciar a los responsables de organizaciones terroristas sospechadas tampoco prosperaron, e incluso se vieron debilitados por el reprobable acuerdo de entendimiento suscripto con Irán. Las circunstancias en que ocurrió la muerte del fiscal que investigaba estos acontecimientos, arroja todavía más sombra y estupor.
La impunidad de este salvaje crimen constituye, a no dudarlo, una lacerante cuenta pendiente de nuestra democracia. Debemos asumir esta penosa situación y redoblar los esfuerzos para que finalmente exista Justicia. Pero ello presupone, obviamente, lograr que las personas involucradas en el atentado sean llamadas a juicio, y si corresponde condenadas.
El terrorismo es un fenómeno internacional por los que es preciso lograr alcanzar una cooperación efectiva entre todos los Estados para enfrentarlo. Ello requiere de asumir posiciones firmes y claras a favor de la defensa de los derechos humanos y las libertades, denunciando a quienes cobijan o toleran a los violentos que no comulgan con estos principios esenciales.
Desde esta perspectiva es saludable la medida recientemente adoptada por el Gobierno Nacional de perseguir más tenazmente a las organizaciones terroristas y de procurar un más amplio intercambio de información con otros Estados para prevenir el financiamiento del terrorismo.
A 25 años del cruel atentado es preciso reimpulsar el compromiso de trabajar por la Memoria y la Justicia. Ello es además la manera de rendir homenaje a las víctimas y acompañar a sus familiares y a los sobrevivientes de esta barbarie. Y también, por cierto, es la manera de evitar que estos hechos aberrantes vuelvan a repetirse.
Como otras veces, en esta nueva mañana de un 18 de julio estaremos presentes en el acto que se realiza en la calle Pasteur frente a la sede de la AMIA.
Allí, en un doloroso silencio, repetiremos interiormente las bellas palabras de Sofía Guterman en su poesía “Cada día 18”: “… La Naturaleza toda se rebela ante la muerte de tantos inocentes. Esta es nuestra lucha: cada dieciocho prender una vela, invocar a sus nombres, poner una rosa y hacer que los nuestros dos veces no mueran”.