Mayo 2022
Columnas de opinión del Procurador General
Necesidad de políticas permanentes y concentradas frente al narcotráfico
No hacen falta mayores evidencias para aseverar que, lamentablemente y desde hace mucho tiempo, la realidad del narcotráfico está instalada de manera creciente entre nosotros. Se trata de un verdadero flagelo que golpea y conmueve a toda la sociedad, no solo por la existencia del crimen organizado sino también por el inocultable aumento del consumo de drogas y porque esto constituye además un negocio que brinda una desgraciada ocupación a miles de jóvenes que carecen de una adecuada contención social.
Es un drama que alcanza a variados ámbitos y regiones del país, especialmente en los núcleos más poblados como el conurbano bonaerense, y que en los últimos tiempos viene revelando su cara más trágica en la ciudad de Rosario, donde por ejemplo solo en lo que va del año han muerto ejecutadas ciento diez personas por el enfrentamiento entre bandas que se disputan la primacía del negocio del narcotráfico.
En este contexto, ha cobrado gran significación la reciente reunión que convocó en la misma ciudad de Rosario a la totalidad de los integrantes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación junto a más de un centenar de magistrados del fuero federal de todo el país y varios integrantes del Consejo de la Magistratura de la Nación.
En dicho inédito encuentro cumbre se reclamó por una mayor decisión política a todos los involucrados en el combate contra este flagelo, señalándose que la indiferencia en la materia ya no constituye en rigor neutralidad sino complicidad.
Son varias las deficiencias existentes que se han remarcado para enfrentarse con chances de éxito frente a tamaño desafío. Falta inteligencia en la lucha contra el crimen, especialmente en los servicios penitenciarios donde se requiere un mayor control. Es preciso reforzar el funcionamiento de los mecanismos de prevención contra el lavado de dinero. Desde hace tiempo se encuentran vacantes cargos en juzgados y fiscalías federales que es preciso completar para hacer frente a la ingente tarea que la Justicia tiene por delante. Hay mucho por mejorar en la coordinación de la planificación y actuación de todos los actores protagonistas de esta singular y delicada problemática.
En función de ello surgen entonces las posibles propuestas para remediar las apuntadas falencias, comenzando por la creación de una posible agencia federal especial contra el narcotráfico, que incluya a todos los poderes estatales y que sirva para definir y aplicar políticas de modo coordinado, permanente y efectivo. También la concentración y coordinación de operativos entre las fuerzas de seguridad nacionales y provinciales de modo de evitar la superposición de tareas y esfuerzos. Está claro también que, sin más dilaciones, deberían completarse los cargos vacantes en la Justicia Federal y brindar una más completa y eficiente capacitación a todos los integrantes de los equipos judiciales para que puedan hacer frente con mayor solvencia a las nuevas herramientas utilizadas por la delincuencia del narcotráfico. No deben soslayarse tampoco las medidas de protección a todos los funcionarios y sus familiares que puedan verse amenazados en esta dura batalla.
De igual modo deberían dictarse las leyes y demás normativa necesaria para enfrentar esta lucha con un marco más efectivo, y muy especialmente reforzar los controles en el sistema penitenciario para impedir que los detenidos sigan desde las cárceles al comando de su mafioso accionar. Demás decir también que es menester continuar y profundizar las campañas de prevención de la drogadependencia, procurando desalentar el consumo.
Tenemos claro que para todo esto no alcanza con políticas que se concentren solo en la faz de reprimir el delito, sino que al propio tiempo urge implementar acciones que promuevan el trabajo y la integración urbana y social.
Las conclusiones más evidentes que parecen haber surgido de la reciente reunión cumbre es que no hay ya más espacio para las declamaciones, y que debe tomarse conciencia de la gravedad de esta problemática y de sus tremendos efectos para toda la sociedad, como también de que para enfrentar este flagelo hacen falta sin más demoras políticas de Estado duraderas, coordinadas y eficaces. Debemos ponernos en camino seriamente en estas direcciones antes de que sea demasiado tarde.
Los saludo con mi cordialidad de siempre