Emoción capturada al instante: la excitación de un solo; la pose meditativa, en busca de la nota magistral; los minutos de placer intenso que dura una melodía. Esos mágicos micro segundos aparecen reflejados en el cuerpo y el rostro de algunos de los intérpretes más destacados de la música popular. Son segundos de pasión, gracia y fuego enmarcados en la serie de retratos que exhibe actualmente la Dirección General de Música dependiente del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Además de emotivo, el recorrido es un recordatorio sobre la importancia de este organismo, dependiente del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para producir eventos de gran magnitud. Todas las fotografías están realzadas con un glaseado que remite un poco al pop art, y fueron tomadas por la fotógrafa Andrea Spirito durante las ediciones cuarta y quinta del Festival Buenos Aires Jazz.
Desde la emotiva presencia de Luis Alberto Spinetta y su nueva musa, la bajista Nerina Nicotra, hasta el gesto casi displiscente, carente de solemnidad de Fernando Kabusacki y los hermanos Hugo y Osvaldo Fattoruso. Desde el fervor de Gustavo Bergalli y Enrico Rava hasta el recogimiento zen de Pedro Aznar y Jorge "El Negro" González. Desde la inmanente mueca adusta de Dino Saluzzi hasta la algarabía de Néstor Astarita. Los retratos también muestran el encuentro de dos generaciones, como el dúo entre Gerardo Gandini y Ernesto Jodos, y otro, fruto de la amistad entre Javier Malosetti y Rubén Rada.
No faltará quien objete, claro, que la muestra no estaría completa sin la presencia de alguna melodía. Pero para los que celebramos la realización de conciertos como un evento trascendente, casi sagrado, todas estas imágenes son también alguna forma de música.