Coordina: Federico Lorenz
Nuestra memoria resalta algunos de sus aspectos, niega, olvida o cuestiona otros. ¿Es posible, pese a esto, pensar en símbolos que sean una clave de identidad para todos nosotros? Proponemos elegir alguno de estos "cuatro lugares de la memoria" -por ejemplo, la Plaza de Mayo, el 24 de marzo de 1976, Eva Perón o el guardapolvo blanco- y escribir un ensayo, para reflexionar sobre los significados que, según tu experiencia, se encuentran representados en él. Proponemos un análisis de nuestras relaciones con el pasado desde la profesión y la historia de vida de los docentes.
Este concurso de ensayo, organizado desde el CePA, el Núcleo Sociedad y Cultura Contemporáneas y en conjunto con el Postítulo Sociedad y Cultura Contemporánea para profesores de Nivel Medio, es una convocatoria a todos los docentes de la Ciudad de Buenos Aires.
Sabemos que no es posible imaginar un futuro sin un pasado. Desde diversas disciplinas sociales, se puede hacer esta afirmación tanto referida a lo público como a lo privado, a lo individual y a lo colectivo. Nos reconocemos parte de una historia para imaginar un futuro. A través de nuestras experiencias y memorias (siempre selectivas e incompletas) formamos parte de un colectivo. Aquello que deseamos que no se vuelva a repetir, aquello que perdimos y deseamos que regrese: una persona, un valor, un trabajo, un lugar.
Pero, ¿dónde se "guarda" la memoria de un país? ¿Dónde se materializa? ¿En qué individuos, situaciones, lugares, se concentra? ¿Es posible reflexionar desde la tierra de nadie entre las razones y las pasiones que piensan este colectivo llamado Argentina"?
Una marca de origen de la escuela argentina es su relación con los proyectos
de Estado - nación. De allí que los rituales escolares y las efemérides hayan
alimentado las formas en las que generaciones de argentinos se imaginaron a
sí mismos. Por otra parte la Historia, en nuestro país, desempeñó un papel político
fundamental. El revisionismo, por ejemplo, tuvo mucho más de proyecto político
que de revisión historiográfica.
Al mismo tiempo, distintos actores sociales, partidos, o grupos culturales, recuerdan y toman como emblemas otras fechas que las oficiales. Traumas o catástrofes colectivas recientes han ganado un peso que en el calendario escolar las colocan junto a las fechas más tradicionales", que apuntan fundamentalmente a la consolidación del Estado, a la instalación de un relato canónico sobre el pasado. Hay marcas del dolor y de la alegría que también se recuerdan en las escuelas.
Por otra parte, estas relaciones con el pasado y sus encarnaciones en determinados vehículos culturales no son estáticas. No se trata de pensar relaciones esenciales con un pasado también esencial, sino de vínculos identitarios más o menos sólidos de acuerdo al momento histórico, atravesados por distintas nociones de espacio y tiempo. De este modo, reflexionar sobre el pasado colectivo significa colocarse en una grieta abierta, que sólo en determinadas ocasiones pareció cerrarse y suturarse mediante la fuerza de ciertas imágenes, símbolos y procesos. La noción acuñada por Pierre Nora de lugares de memoria: sitios
(edificios, plazas, ciudades, regiones); fechas (conmemoraciones, revoluciones, golpes), objetos
(libros, filmes, una prenda de moda, una consigna) y las personas públicas, nos ofrecen espejos para el reconocimiento, pero al mismo tiempo desnudan la dificultad y las tensiones que implica pensar cualquier idea de nosotros". ¿Es posible un ensayo, una reflexión acerca de los vínculos que nos unen con el pasado argentino, con el nosotros nacional, a partir de uno de estos lugares de la memoria, desde la perspectiva de que este es un espejo cambiante en el que nos hemos ido mirando a lo largo del tiempo y en el que debemos volver a mirarnos?.