El film biográfico
Desde las primeras pasiones de Cristo hasta los más recientes films sobre
políticos contemporáneos, las biografías han sido uno de
los motivos preferidos del cine. De hecho, hoy prácticamente se considera
al film biográfico como una vertiente autónoma del cine histórico.
Un filón que, aunque generalmente enrolado bajo el signo del realismo,
suele travestirse en géneros tan disímiles como son el melodrama,
la comedia o el musical. Diversificado, heterogéneo, el film biográfico
no necesita proponerse como retrato fiel de la persona en que se inspira. Sin
embargo, es evidente que existen pautas mínimas que son las que le dan
identidad a esta variante y que, por lo tanto, deben ser respetadas.
En el caso concreto de las biografías de artistas (ya sean músicos,
pintores, poetas, bailarines o escultores), durante las últimas décadas
han predominado dos tendencias. Una es la de entrecruzar episodios de vida con
la producción artística del creador en cuestión. La otra
es la de intentar traducir en el film la concepción poética del
biografiado mediante la plasmación de sus obsesiones plásticas
y temáticas. Con esta intención, muchas veces la linealidad temporal
se rompe y aparecen quiebres narrativos que vehiculizan a los fantasmas de la
creación. Todo ello, especialmente por influencia de cineastas como Ken
Russell, Milos Forman y Derek Jarman, revitalizó al cine biográfico
de las últimas décadas y le dio un nuevo impulso.
Ahora, nada de esto ocurre en Letras prohibidas. Allí, el pensamiento
literario del Marqués de Sade es desdibujado. Su obra, que aparece inserta
anacrónicamente a partir de títulos como Justine y La fuerza
del amor, interesa por lo que tiene de provocativa para sus contemporáneos,
por los deseos y pasiones que despierta en los otros; pero de ningún
modo puede decirse que esta sea el eje del relato. En cuanto a lo fáctico,
excluyendo la reclusión en Charenton, no existen otros vínculos
ciertos entre el film y la vida del escritor. De hecho, ninguna de sus obras
fue publicada en Francia durante los años que vivió en el asilo.
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El film
Letras prohibidas hace hincapié en temas como la intolerancia,
la hipocresía, la represión y la violencia. Tal vez éste
sea uno de los rasgos más interesantes pues (excepto Sade y la joven
lavandera), de un modo u otro todos los personajes participan en ese entramado.
Desde Napoleón al abate, todos son intolerantes. Todos, también,
son víctimas y victimarios de los prejuicios sociales (la sociedad excluye
a la esposa del Marqués; ella pide al doctor que aniquile a su marido
para ser readmitida socialmente; el doctor se casa con una jovencita criada en
el convento para asegurarse de que sea virgen y sumisa; la jovencita engaña
a su marido y huye con un arquitecto; el abate rechaza a la lavandera y luego
tiene fantasías necrofílicas con ella). En este contexto, Sade
aparece como el portavoz de los vericuetos ocultos de otros personajes, de aquello
que todos saben pero nadie dice ni quiere escuchar. Por eso, es necesario callarlo.
El otro costado de Sade, es el del escritor compulsivo. El del creador al que
no le permiten expresarse y lucha contra viento y marea para hacerlo. Bajo este
tópico se suceden en crescendo las más variadas metáforas,
muchas de ellas inspiradas en el imaginario que actualmente existe sobre su
figura. Ejemplo de ello son las escenas de la escritura con vino sobre las sábanas,
de la escritura con sangre sobre su propio cuerpo y aquella en la que se descubren
los escritos que Sade realizó con su excremento sobre las paredes.