Una delgada frontera
Pese al título con que se las presenta, las dos historias que componen
Storytelling son relatos de ficción. Relatos dispares, heterogéneos
tanto en el aspecto narrativo como en el estilístico (el primero sostiene
un tono sombrío; el segundo alterna comedia y drama, combina realismo
intimista con absurdo y carga las tintas de humor negro hasta rozar lo grotesco).
No obstante estas diferencias, ambos relatos tienen un elemento en común:
el motor dramático de la acción está vinculado con la escritura
de un texto -literario en el primer caso, fílmico, en el segundo- que
"intenta" registrar experiencias reales.
1.- Ficción:
Este relato tiene una trama compacta, sin digresiones ni líneas colaterales
de acción. En este sentido, el novio hemipléjico cerebral, las
opiniones de los compañeros de taller literario, la autoridad del Prof.
Scott (premio Pullitzer) conducen in crescendo al episodio (central,
desde el punto de vista argumental) en que Scott viola a la joven Vi. Una escena
que impacta, perturba, violenta. Y, que, a continuación, insiste en subrayarse
con la denuncia que la joven hace ante el grupo mediante la lectura de su cuento.
Las consecuencias de este acto, sin embargo, resultan contrarias a lo esperado.
Como dice Scott "al empezar a escribir todo se vuelve ficción".
Con ello, la monstruosidad de lo ocurrido se diluye en comentarios sobre el
valor literario de lo narrado, la utilización de clichés, el interés
o rechazo que despiertan ese tipo de personajes y temáticas. En vano,
Vi argumentará angustiada "La historia es real", "Esto
sucedió". La ficción ha fagocitado a la realidad y desandar
ese camino es prácticamente imposible.
2- No ficción
Si el primer relato concentra la trama en unas pocas escenas y tan sólo
tres personajes, este segundo se dispara y dispersa en varias direcciones. Están:
el documentalista que quiere hacer una crónica de los cambios ocurridos
en la escuela secundaria, el adolescente que pretende hacerse famoso en un talk
show televisivo, el padre que le insiste con el ingreso a la universidad, el
hermano menor que acosa a la mucama y busca hipnotizar a alguien, el otro hermano
que está hospitalizado en estado de coma. Testigos de todo ello son la
cámara del documental y la mucama, un personaje opaco y sin aparentes
objetivos propios que termina inesperadamente, como la cámara, poniendo
punto final a la historia de los Livingston.
Entonces, si pensamos el desarrollo de este relato en términos de causalidad
narrativa clásica surge rápidamente una decena de fisuras
en el nivel del guión: No hay progresión dramática, ni
un buen delineamiento psicológico, ni existen motivaciones claras para
el accionar de los personajes. Ya se ha dicho, este relato no tiene la contundencia
de Ficción. Tan acabado, tan redondo en su "principio,
medio y fin", como dice el Prof. Scott. Pero, es que ¿no es
esto No ficción? Es decir, un texto que quiere registrar la
realidad, incluso, en su bastedad, su dispersión, sus contradicciones.
Una narración que deambula entre los acontecimientos sin establecer un
acomodamiento previo. Tal vez, pensándolo de este modo, podamos ver en
este relato algo más que los eventuales avatares de un cineasta novato
queriendo hacer un film documental.