¿Qué entendemos hoy por incivilizado? Si hacemos historia observaremos
que durante el Antiguo Régimen (XI al XVII) los sujetos convivían
con la violencia y la indisciplina.
Llamativamente para nuestra capacidad de comprensión actual, estos hechos,
los altercados callejeros y las disputas entre los individuos, en nada afectaban
a la continuidad de ese sistema, y sólo en ciertas esferas de la vida
social o política debían guardarse las formas (1). La civilización moderna se caracteriza en
cambio por la moderación. En ella se educará a los sujetos desde
pequeños en el control, la represión de sus impulsos y de sus
pasiones. Las coacciones sociales externas irán convirtiéndose
paulatinamente en internas, la violencia física se retirará de
la vida social cotidiana, y se educará a los sujetos en la importancia
de la reflexión sobre sus acciones y sus consecuencias, creando la necesidad
de dominar toda aparición de emociones espontáneas. Será
entonces con la inclusión de la noción de cálculo y a partir
de la contención, que se interiorizarán los tabúes sociales
como si fueran autocoacciones. En la modernidad, todo esto es posible porque
el monopolio de la violencia física es transferido al Estado, ya nadie
podrá procurarse el placer de la agresión corporal, y la violencia
sólo podrá resurgir en las instancias legitimadas por el mismo,
para este fin. En el Estado moderno, la violencia se incorpora a la ley, haciendo
de ésta el único ámbito de aplicación legítima
de la misma.
Nuestro interrogante inicial sobre lo "incivilizado", nos transporta directamente
a la historia sobre el apasionado encuentro entre Mickey y Mallory. La desmesura
que lo caracteriza se hace explícita en la intensidad del acercamiento
amoroso, las explosiones de odio, la agresividad, la ira, el miedo, la culpa
y los pasajes repentinos de un estado de ánimo a otro que sufren sus
personajes; proporcionándonos, todo esto, la imagen de dos sujetos "incivilizados".
Walter Benjamin en su texto "Para una crítica de la violencia" (2)
, nos introduce a la dificultad que genera hacer una
distinción entre violencia legítima e ilegítima. Plantea
cómo la tendencia actual es frustrar fines naturales personales, en todos
los casos en que satisfacerlos implique violencia. Cada vez que esta tendencia
surja, el orden legal establecerá fines de derecho que podrán
ser consumados usando la violencia legal. Un ejemplo ilustrativo de esto será
la captura y encierro de Mickey y Mallory por sus crímenes. El derecho
considera que la violencia en manos de personas individuales constituye un peligro
para el orden legal.
Benjamin se pregunta entonces por la fascinación que ejerce "el gran
criminal", que por más repugnantes que hayan sido sus crímenes,
suscita la secreta admiración del pueblo, no por sus actos sino por la
voluntad de violencia que estos expresan. Es así que en el film observamos
toda una serie de sucesos donde los personajes después de dedicarse a
la matanza indiscriminada de personas, producen, increíblemente, la admiración
de las personas. El film lo relaciona con la intromisión de los massmedia,
con el programa "Maniáticos americanos", que comercia con la fascinación
que estos sujetos provocan. Benjamin se interroga por la fascinación
que produce "el gran criminal" y acota: "... es esa misma violencia que el derecho
intenta sustraer del comportamiento del individuo en todos los ámbitos
y que todavía provoca una simpatía subyacente de la multitud,
en contra del derecho". Esto amplía la interpretación de que la
fascinación de las personas por la violencia es sólo un producto
mediático de banalización de la misma. "Lo que el Estado teme
en la violencia de los otros que no son él, no es tanto los fines que
persigue, sino el hecho de que pueda perseguir fines..." (3) ,
nos aclara Eduardo Grüner. Podemos suponer que esta adhesión de
las masas no es sólo un producto mediático sino también
el reconocimiento de que el uso de la violencia no es competencia exclusiva
del poder. "La estabilización del Estado y de sus leyes requiere
del olvido por parte del súbdito-ciudadano de que fue él, el que
originariamente ejerció su autonomía de poder para fundar el Estado
que ahora lo domina". (4) El Estado
teme este tipo de violencia por su potencia como fundadora de derecho. Toda
violencia que no sea aplicada por las correspondientes instancias de derecho,
pone en peligro al derecho mismo con su mera existencia por fuera de él,
en función de esta potencia instituyente que existe en ella.
De esta manera, el film pone en evidencia que aquello que ha quedado oculto
es la violencia constitutiva de lo político y el Estado. El Estado como
lugar de concentración de la violencia requiere del consenso apoyado
en el olvido de que en el origen hubo una violencia fundadora de la que los
sujetos formaron parte y que luego en función de sostener el pacto, éstos
ceden, y se seguirá ejerciendo por intermedio del orden jurídico
que proporcionará a los individuos "igualdad" ante la ley.
El film no se conforma con mostrar la faceta violenta de dos sujetos. Es en
la contraposición de lo indiscriminado del accionar individual -de Mickey
y Mallory- con relación a la violencia "justificada" de las instituciones
del Estado, en donde encuentra su riqueza. Por esto se ocupa de mostrar las
fallas de todas las instituciones: la familia, el sistema carcelario, la policía,
los políticos, los medios masivos de comunicación, etc. Todas
ellas aparecen como absolutamente abusivas y violentas. Estos espacios de "legítimo"
ejercicio de la "violencia" son expuestos en lo más descarnado de sus
fallas. Fallas de ámbitos, que como bien sabemos, están destinados
a modelar el comportamiento "civilizado" de los sujetos.
Este film juega con los extremos. Por ende, es difícil hacerse preguntas
por el fundamento violento de la Ley y el monopolio de la violencia por parte
del Estado ante la imagen de dos sujetos que matan a mansalva. Pero, si dejáramos
el análisis librado simplemente a la locura o la irracionalidad de dos
individuos, no atinaríamos a interrogarnos ni por la responsabilidad
del Estado y la sociedad en estos hechos, ni por esta clara demarcación
que se hace de quiénes son los "incivilizados", los "indisciplinados",
los "violentos", como si esto se debiera a algo innato en el individuo, evitando
todo interrogante por las diversas fuerzas (históricas, sociales, políticas,
económicas, individuales, etc) que generan las causas, para hacer recaer
todo el peso en los efectos y, por ende, en el "ser" del individuo que comete
un acto antijurídico.
El largometraje afirma ya desde su título, el papel de la naturaleza
en el destino de una persona. Pero esta "naturaleza" no se inscribiría
sólo a partir de algo genético (como una malformación propia
del individuo), sino que esta "malformación" será del orden de
la transmisión generacional o histórica. Algo así como
que las personas son rehenes de su historia, la cual predetermina su futuro
de manera irrevocable. Mickey dice: -Nací de la violencia, estaba en
mi sangre. Mi padre la tenía y su padre también. Es mi destino.
En la escena del periodista entrevistando a Mickey en vivo desde la cárcel
aparece la idea de que "A ser asesino no se aprende, se nace.
Es una vocación". ¿Puede existir un mandato "natural" en el destino de
una persona?
La idea de naturalización sirve para poner en práctica las fuerzas
más restrictivas. Los argumentos naturalistas ayudan a la idea de que
algo fallido es inherente al individuo y en función de esto se actúa
directamente sobre él.
Es interesante hacer alusión aquí a los comentarios de Estanislao
Antelo en relación a la indisciplina y violencia (5)
escolar cuando analiza que la novedad está dada en la intervención
que juzga, ya no por lo que alguien hace sino por lo que alguien es. Este "es"
o "ser" nos transporta nuevamente a los argumentos naturalistas, hay algo en
su ser que es en él "algo más que él mismo" (6)
, que lo gobierna, con lo que se debe acabar. El sujeto
debe ser purgado de algún mal irracional que lo gobierna, y alguien "idóneo"
se ocupará de ello. No será juzgado por sus actos sino por su
"ser". La ironía del film juega con los supuestos científicos,
al mismo tiempo que con las ideas del sentido común, o los pensamientos
más "progresistas", Mickey y Mallory son ¿vocacionalmente malos?
¿naturalmente malos? ¿hereditariamente malos? ¿socialmente
malos? ¿lógicamente malos? hasta llegar a que comparativamente
con otros personajes de la película ni siquiera son malos.
La riqueza del montaje fílmico abarca la más variada, caótica
e impactante sucesión de representaciones. La pantalla muestra diversos
escenarios montados en una misma imagen. Por ejemplo, en una habitación
se desarrolla una escena, al mismo tiempo una TV está encendida y la
ventana del cuarto, es el collage de los retazos de la historia de la humanidad
y de estos personajes en particular.
Es a partir de este montaje que podemos interrogarnos por la trivilización
massmediática a la que anteriormente hacíamos referencia, por
esta sucesión de "video clips" que muestran el sufrimiento y la violencia
a la que es sometida toda la humanidad. Se suceden imágenes sin texto,
que pueden ser observadas o no, esto pareciera no tener importancia. Escenas
del holocausto se mezclan con los rostros de los padres de Mallory y Mickey
y a su vez con los de sus víctimas.
Son sorprendentes también los efectos de humor que generan los cambios
de color, la inserción del comics, el uso del blanco y negro y los flashback.
El paso del tiempo juega sus cartas parodiando la vida moderna con viejas canciones
y programas de tv pasados de moda. La familia de Mallory es presentada al modo
del conocido programa "Yo amo a Lucy", Mallory canta estando en prisión
"nací mala por naturaleza" y por momentos se escucha la música
de "La vida en rosa", mostrando la cara irónica y poco creíble
de esta sociedad civilizada.
"Una banalidad de almas bellas y de buenas conciencias, pero de mala fe: desconoce
que en nuestra sociedad no hay bien que de mal no venga. Que no hay documento
de civilización que no sea, simultáneamente, un documento de barbarie".
W. Benjamin. (7)