"Qué importan los peligros o los sacrificios de un hombre o de un pueblo, cuando está en juego el destino de la humanidad"
Ernesto Che Guevara
If... constituye la primera película de una trilogía
donde su protagonista, Mick Travers (McDowell) sobrevive a una institución
educativa, para luego hacerlo a los medios de comunicación (Lucky
Man!, 1974) y a un establecimiento médico (Britannia Hospital,
1982). El abanico que abarca esta trilogía nos señala el marco
que contiene la propuesta: la crítica a las instituciones de la modernidad,
instituciones disciplinarias (1) que
generaron, desde los 60 en adelante, tanto en el campo del arte como en el
que va desde la acción política a la teoría pedagógica,
contradiscursos revolucionarios.
Proponemos pensar a If... como un texto violento sobre la violencia. Centrada en una institución educativa, más precisamente un internado, presenta a través de distintos cuadros el funcionamiento del poder más allá de las cuestiones particulares ligadas a la transmisión escolar del conocimiento. Por otra parte se hace eco de los discursos críticos que surgen en la décadas de los 60 y 70, y desde allí despliega una discurso que todo lo pone en duda desde una única salida posible: la violencia.
La institución que el film muestra parece prescindir del tiempo exterior. El edificio, el uniforme, las costumbres, no dejan entrever en qué época se desarrolla. Son elementos externos a la escuela (imágenes del Che Guevara, fotos de Mao) las que funcionan como indicadores de que lo que sucedía fuera de las paredes del colegio estaba muy lejos de ser tenido en cuenta en su interior. Y es ese exterior el que aparece "filtrado" en el texto que promueve la rebeldía de nuestros protagonistas:
"un hombre puede cambiar el mundo con una bala en el lugar adecuado. No existen las guerras equivocadas. La violencia y la revolución son los únicos actos puros. La guerra es el último acto creativo".
Para muchos críticos, todo el film puede ser pensado como una metáfora
del funcionamiento de la sociedad, pensándolo como "sistema". La crítica
de izquierdas a la sociedad capitalista se ha hecho eco de esta expresión,
llevando el significado de "sistema" a cierto conjunto de normas y reglas
del funcionamiento de la sociedad de base material capitalista que implican
condiciones de existencia específicas. If... puede ser pensada
en esta clave, pero también merece que nos detengamos en ella no sólo
por lo que representa, como metáfora general, sino también por
su enclave específico en una institución educativa. Su abordaje
no está centrado en los espacios de transmisión del conocimiento
(prácticamente no se ven aulas) sino en lo que sucede en los pasillos,
los baños, los cuartos, las normas de disciplina, las jerarquías
entre alumnos, la "justicia" intramuros. De algún modo se reproducen
unas condiciones de existencia que van mucho más allá de la
relación pedagógica entre profesor y alumno. El escape a esas
condiciones es el silencio, el aislamiento, la indiferencia, hasta que, frente
a la imposibilidad de sostenerlo, se produce el estallido.
Escribió Iván Illich: "El plan de estudios oculto es siempre el mismo. Independientemente de la escuela o del lugar. Requiere que todos los niños de una cierta edad se reúnan en grupos de cerca de treinta, bajo la autoridad de un maestro recibido, durante 500 o 1000 horas cada año. No importa si el plan de estudios ha sido diseñado para enseñar los principios del fascismo, el liberalismo, el catolicismo, el socialismo; o si el propósito de la escuela es de producir ciudadanos soviéticos o de los Estados Unidos, mecánicos o doctores. No importa si el maestro es autoritario o tolerante, si impone su propio credo o enseña a sus estudiantes a pensar por sí mismos. Lo que es importante es que los estudiantes aprendan que la educación es valiosa cuando es adquirida en la escuela o través de un proceso de consumo graduado; que el grado de éxito que el individuo disfrutará en la sociedad depende de la cantidad de aprendizaje que él consume; y que el conocimiento acerca del mundo es más valioso que el conocimiento del mundo." (2)
La impugnación que las instituciones educativas recibieron en los '60-70 no dejaron espacios más que para su destrucción. Las teorías de capital cultural, la escuela como aparato ideológico del Estado, las teorías de la reproducción no ofrecieron alternativas de transmisión del conocimiento al interior de las instituciones, sino que las escuelas eran vistas como engranajes de una máquina reproductora de desigualdades que las contenían y las excedían. Las instituciones escolares albergaban en su seno una lógica de funcionamiento, unas prácticas, un tipo de relación pedagógica que sólo podía ser superada por fuera de ellas.
"El proceso revolucionario conduce a una lucha contra las estructuras opresoras
y deshumanizantes. En la medida en que este proyecto busca afirmar a los hombres
concretos para que se liberen, toda concesión irreflexiva a los métodos
del opresor representa una amenaza y un peligro para el mismo proyecto revolucionario."
(3) Estas palabras de Paulo Freire
ilustran la fuerza de la crítica de esa época, crítica
que If... asume en la salida que propone: la lucha armada, la destrucción,
la literal muerte de los representantes de ese orden de injusticias.
La posición de Mick y sus amigos se justifica no sólo por las
vejaciones e injusticias a las que los someten por no plegarse indiscutiblemente
al funcionamiento de la institución. Se justifica también por
su participación en un discurso más general, que excedía
la institución en sí, y que creía posible otro mundo,
otro modo de relacionarse, otro orden. "¿Por qué lucha un guerrillero?
-escribía Ernesto Che Guevara- Tenemos que llegar a la conclusión
inevitable de que el guerrillero es un transformador social, que empuña
sus armas para sumarlas al enojo del pueblo contra sus opresores y que lucha
para cambiar el régimen social que mantiene a sus hermanos desarmados
en la humillación y la miseria." (4)
Las críticas a las instituciones pedagógicas que If...
plantea no son nuevas para la época. Cuando Mick Travers pregunta:
"¿Cuándo vivimos? Eso quiero saber", podemos remontarnos a las
críticas que el movimiento de la escuela nueva le hizo a la escuela
original, llamada tradicional, donde se planteaba la separación de
lo que sucedía en la escuela por fuera de la vida. Las alternativas
que en ese momento se hicieron a la forma de lo escolar fueron muchas y de
distinto color político. Desde posiciones más ingenuas que planteaban
la apertura de la escuela al medio y el contacto con la naturaleza, hasta
los discursos más politizados como el de Celestine Freinet, que perfilaban
las bases de una escuela para otro tipo de sociedad, las experiencias que
devinieron de la crítica a la escuela tradicional ofrecieron reformas
a la estructura escolar clásica que pudiera hacerse eco de una relación
hasta entonces negada.
Pero la distancia entre reforma y revolución es amplia. La críticas
pedagógicas que se pusieron en juego en la década de los 60-70
articularon la escuela con un discurso político más amplio todavía,
donde la única alternativa posible era su disolución, para permitir
la inauguración de un nuevo mundo. Mick, el protagonista, no hace más
que sentirse interpelado por la lógica de la época. Después
de todo, "el deber de todo revolucionario es hacer la revolución".
(5)