Las vivencias de Antonio Fornillo
Mi papá hizo la guerra del 14, después vino para acá, dejó a mi mamá en Italia y vino a la casa de un paisano, en Congreso y Constituyentes. Después en el año 1921 compró un terreno en Achega e Iberá y ahí hizo la casa, y al año mandó a buscar a mi mamá. Ahí nací yo y ahí vivimos veintitrés años. Yo nací en el 29, fui al colegio en la calle Artigas.
Mi familia se componía de ocho personas, Mamá, Papá, y 6 hermanos: tres mujeres y tres varones. Hoy en día solo quedamos dos varones y dos mujeres.
Mi papá vendía ajo por toda la zona, y de eso vivíamos. Iba con el tranvía 96 hasta el mercado de Abasto y volvía cargado de ajo, en aquel tiempo se usaba mucho el ajo. El me decía a tal hora voy a llegar y esperame en la parada y entonces lo ayudaba a traerlo (se lo traía al hombro) con una bolsa. Después mi hermana y yo ayudábamos a hacer las ristras, que todavía tengo la silla en la que me sentaba a hacer ajo. Había que pelarlo, sacarle las hojas y todo eso.
Cuando salí de la primaria me tuve que ganar la vida y entonces fui a aprender un oficio. Aprendí tornería en un taller que estaba en la calle Lavallol y Beiró, me tomaba el colectivo 21, el chiquito que pasaba por Quesada y que iba para el lado de Pueyrredón. Era el taller de Nelo, que era primo de mi cuñado Ricardo, que cuando era pibe mi papá me mandaba a la Grafa a buscar a mi hermana que trabajaba allí para ver que hacía con el novio.
Después quería progresar, entonces me fui a trabajar de un tal Ormai, que quedaba por Emilio Lamarca y J.B. Justo. Trabajaba en el Turno Tarde y después de ahí me iba a bailar. Por eso muchas agarradas con mi viejo, porque llegaba a las seis de la mañana y después no me podía despertar. No dormía pero a trabajar iba siempre.
Yo bailaba con una mujer que se llamaba Hilda, bailaba muy bien, e íbamos a todas las confiterías del centro: Sant Susì, Reducci, Dominó, Juventud de Belgrano. Pero yo no me quería casar con una milonguera.
Yo conozco a todos los muchachos, a Nely, a Portalea, a Oliveto. Íbamos a bailar con Villarraso en un Fiat 1500, y también iba Maita, otro bailarín.
Después me casé. Conocí a mi señora en el Agusteo, bailando. Una vez la traje a mi casa, era para Fin de año, en un baile en la calle y entre mis hermanas me engancharon. Con mi mujer también iba a bailar al Sin rumbo, al Círculo Urquiza, al penacho Azul, al Social Urquiza.
Yo me case en la Iglesia, Cristo rey el 27 de Mayo de 1952 y mis hijos fueron bautizados en dicha Iglesia. Alquilé una pieza en Lavoisier y Nuñez, estuve seis años viviendo ahí, después compré mi casa.
Cuando tenía 17 años fui a bailar al Carlos Gardel que quedaba en la calle Corrientes, y no me dejaron entrar, Por supuesto volví a ir el día que cumplí 18. Me acuerdo que con Virulazo, que tenía un Topolino, íbamos a bailar al Pedro Echague. También íbamos con Copes, con Mayoral, con Eduardo, con todos.
Ya en el año 35 que murió Gardel, me empezó a gustar el baile y en el 43 empecé a ir al Sin rumbo, que bailaban Milonguita, Cacho y el Japonés.
En Artigas y la primera pasando la barrera había una glorieta donde se bailaba en verano, y a veces también venían cantores: Vidal, Hugo del Carril y muchos otros.
Ahora el barrio esta muy lindo- se destacan su plaza y su iglesia - Antes en frente de la plaza estaba el cine y un restaurante en el cual una vez al año nos reunimos con los ex alumnos a festejar y contarnos lo que fue o nos ocurrió en el año. Recuerdo que los Maestros de la escuela nos llevan a la plaza para hacer gimnasia .
Anteriormente las calles eran de tierra y cuando éramos pibes hacíamos fuego para asar batatas
Hoy en día estoy solo ya que mi Señora falleció el 27-10-98 realmente me hace muy bien aferrarme a estos lindos recuerdos de mi niñez y de mi barrio.
Antonio Fornillo