Periódico Plural

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A través de este espacio, queremos compartir una experiencia maravillosa que pusimos en marcha en la sala de Lactario.

Liliana Celia y Rosana Torghele, docentes de la Escuela Infantil Nro. 5, D.E. 18

Nuestra escuela infantil está ubicada dentro de la manzana que se encuentra el Hospital Vélez Sársfield y la plaza don Bosco. El parque de nuestra escuela tiene césped, plantas de diferentes tamaños y texturas, ligustrinas, desde ahí se pueden observar los árboles de la plaza. Se escucha el cantar de muchos pájaros, y hasta suelen bajar y reposar en una rama.

La posibilidad de salir al parque nos permitió conocer cómo disfrutan los bebés de la naturaleza y la observación que desarrollan a través de ella. Por tal motivo, nos propusimos armar un proyecto: «Explorando el mundo más allá de la cuna».

El bebé va incorporando el entorno a través de sus sentidos, y entre ellos, la percepción visual y sonora ocupa un lugar especial. Su particular sensibilidad ante los estímulos visuales y sonoros le permite recibir cierta información que no puede obtener mediante otros canales. Estas capacidades pueden enriquecerse si se crea un entorno rico en imagen y en sonido; también si se estimula la apreciación de la naturaleza.

Al poner en marcha este proyecto, intentamos iniciar a los bebés en un camino que desembocará en un «lenguaje de expresión y comunicación».

Por medio de la observación, la exploración y la participación, nos propusimos objetivos: que el niño explore objetos de la naturaleza, observe y disfrute de la naturaleza, pueda sensibilizar su cuerpo a través de experiencias sonoras y táctiles.

Algunas de las actividades superaron nuestras expectativas; una de ellas fue acercar a la ventana a un bebé en brazos y mostrar el parque en diferentes momentos: días soleados, nublados, con viento, lluvia. Los bebés observaban, señalaban lugares y sonreían disfrutando del momento.

Otra actividad consistió en ir al parque y observar los árboles, descalzar a los bebés y sentarlos en el césped, acercarles hojas o piedras. Juntamos esos elementos y los exploraron en la sala: los chupaban, los sacudían, golpeaban unos con otros; se producía un clima de exploración pura realmente impresionante.

Dentro de la sala, pusimos reproducciones de paisajes sobre la pared y comentamos la imagen. Luego de unos días, los bebés se acercaban para mirarla, tocarla, y hasta algunos la besaban. Al estar en el parque, también grabamos sonidos de los pájaros que luego escuchábamos en la sala. El bebé conoce el mundo a través de su exploración y cuanto mayor sea la variedad

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que tenga a su alcance o le ofrezcamos con la intención pedagógica de contribuir en su aprendizaje, la experiencia del niño será más rica. Sabemos que algunos elementos no suelen ser comunes a la hora de elegir objetos o elementos de la sala de Lactario, pero nuestra experiencia nos dice que hay que animarse, porque vale la pena.

Tu experiencia docente puede ser singular.

Escribinos a plural@buenosaires.gov.ar