Periódico Plural

Leandro Avalos
Mónica Acosta nació en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, en 1964. Licenciada en Letras (UBA). Guionista de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica del INCAA. Carlos Santibáñez nació en la Ciudad de Buenos Aires, en 1956. Docente, historiador e investigador. Realizó trabajos periodísticos para organismos de derechos humanos. Para ambos, Los Años Sagrados (2007) es su primera novela.

En una carta a Gorki, Tolstoi le dice que cuando un hombre aprende a pensar, todos sus pensamientos lo arrojan a su propia muerte. Antes de esta novela, ni Carlos ni yo habíamos publicado ficción, y aunque siempre fue un deseo refrenado –a veces por el temor a las voces de los grandes padres literarios–, un día recibimos lo que andábamos buscando: permiso para escribir y para publicar. Fue la muerte del sentimiento de hijos de esta cultura para pasar a ser sus padres. Así, aprendimos a pensar, muriendo un poco de algunas cosas.

Vino de la mano de David Viñas, cuando entre copas, yo, su ex alumna de Literatura Argentina, confesé con un poco de vergüenza, que había nacido en Monte Chingolo y que había aterrizado en las Letras después de una educación demasiado religiosa, y que con Carlos, que venía de lo que habían sido las filas de la Democracia Cristiana junto a Augusto Conte, habíamos hecho una investigación enorme, cien entrevistas entre curas, obispos, ex obispos, monjas, ex monjas y laicos de todo el mapa de la iglesia postconciliar, un mundo con el que me había topado en mi más tierna infancia y que, de repente, un día, sin entender por qué, tan feliz me había hecho ese mundo, un día desapareció para siempre, entre el barro del Camino General Belgrano y las balas perdidas y otras, lamentablemente no tan perdidas, del barrio de Chingolo.

berazachussetts
Le dijimos que teníamos dos grandes personajes y una historia, y que deseábamos volver a nombrar. Sabiendo que no eran los años noventa propicios para comenzar semejante tarea, David nos dio el visto bueno. Y así lo hicimos, con idas y venidas en lo difícil y apasionante que es una escritura en colaboración, con viajes

a Roma, Nápoles, Campobasso. Hablando con los resquicios de la izquierda vaticana en los alrededores de Piazza San Pietro, mientras avanzaba la derecha italiana, por todos lados. Después vino el permiso de España. Hartos de concursos y de rebotes de las grandes editoriales, hartos de que nos dijeran que la novela era muy buena, que contaba un mundo que nadie había contado y lo contaba bien... la mandamos a la agencia Balcells, de la que dicen los que saben, que «ni te contestan si no les interesa». A los dos meses, contestaron con una muy buena crítica, pero se disculparon por no poder representarnos debido a que el libro era «muy argentino». No teníamos a Balcells, pero teníamos el permiso de publicar.

Ahora que está publicado, leído, reseñado, podemos hablar de la historia de aquel Obispo que soñó con ser Papa y decidió convertirse en un gatopardo nacional. Frente a él, José, el seminarista que cree poder salvar a todos de la miseria. Allí explota el barrio como explota la ficción. La novela, dedicada a José Tedeschi, sacerdote asesinado por la Triple A, no es una reconstrucción, aunque transita las voces de aquellos que atravesaron el mundo de esos años sagrados que pudimos pensar, porque nos arrojaron sobre nuestra propia muerte..