Periódico Plural

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Liliana

Maria Laterza, docente de Educación Inicial, de la sala de 5 años en el JIN N.º 1 Juanito Laguna D.E. 3.

Comencé a trabajar la historieta con los chicos como parte de una unidad que se estaba desarrollando en la sala. Fue tal el interés que despertó en los chicos y las grandes posibilidades de trabajar al mismo tiempo el dibujo, la lectoescritura y la literatura que decidí continuarlo al año siguiente cuando supe que seguiría trabajando con el mismo grupo en la sala de 5 años.

Me contacté con el Museo Severo Vaccaro y con Fabián Mezquita, dibujante, organizador e integrante de la Banda Dibujada (Movimiento Cultural para la difusión de la Historieta infantil y juvenil), quien se ofreció con mucho gusto a acercarse al Jardín a darles una charla a los chicos. La historieta es un medio ideal para que los niños se acerquen a la lectoescritura de una manera divertida y particular.

Los dibujos, los globos y las onomatopeyas que acompañan cada viñeta son mágicos a la hora de acercar a un chico a las letras, las palabras y las historias. Incluso, se amplía la capacidad de armar frases y, con sus dibujos, se rearman nuevas historias o se anticipan las ya existentes.

Cada viñeta representa un fragmento que sirve para ir contando lo que sucede. Dibujar como si uno escribiera –ese es el secreto–; y para los chicos de sala de 5 años, este principio es fundamental.

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Empezar a escribir a través del dibujo los convierte en escritores en potencia, y si se suman los otros recursos narrativos que utiliza la historieta (onomatopeyas, globos de conversación, líneas de movimiento y expresión) que permiten diferenciar a un hablante de otro, un sonido de otro, un sentimiento de otro, sin duda, cada chico se transforma en un portador de texto fundamental en el nivel inicial.

Sin embargo, no he visto en las bibliotecas de otros jardines ni revistas de historietas ni propuestas para trabajarlas; por eso, el proceso que llevé a cabo buscó convertir la sala en un laboratorio donde se dio lugar a las hipótesis, la prueba y el error; y así surgieron las actividades. Retomando el concepto de que es necesario dibujar como si uno escribiera, se me planteó la necesidad de trabajar la caricatura y el dibujo.

Había que practicar con el lápiz, convertir las palabras en imágenes, saber interpretarlas, lograr seguridad y confianza en los trazos. Paralelamente, se trabajó en un proyecto de cine y pintura que amplió mucho las posibilidades narrativas gráficas de los niños.

Al dibujar una viñeta, había que considerar lo que sucedía en el cuadro anterior y en el siguiente, por lo que cada viñeta fue entendida como una foto instantánea de los personajes protagonizando la historia por contar; cada viñeta fue una escena de una película, y cada dibujo debía lograr una fuerza y síntesis narrativas que ayudaran a ir armando la historia que queríamos comunicar.

A pesar de lo complejo que esto puede parecer para trabajarlo en el nivel inicial, se buscó siempre preservar el juego y el interés en todo momento: realmente la historieta ofrece muchas posibilidades para que esto se pueda dar. Tanto esfuerzo se vio recompensado con la linda noticia de que los chicos fueron nombrados por el Museo Severo Vaccaro «Los Artistas más pequeños del Museo», y nuestro trabajo fue expuesto en «La noche de los Museos»..

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