Periódico Plural

Leandro Avalos
Osvaldo Aguirre. Nació en 1964. Estudió Letras en la UNR. Publicó, entre otros, las novelas La deriva (1996), Estrella del Norte (1998); las crónicas Historias de la mafia en la Argentina (2000), La pandilla salvaje. Butch Cassidy en la Patagonia (2004), La Chicago argentina (2006) y La conexión latina (2008).

Entre 1993 y 2003, trabajé como cronista policial en el diario La Capital de Rosario. Desde el principio, me interesaron los temas de la historia criminal argentina, que investigué en un par de libros, Historias de la mafia en la Argentina (2000) y Enemigos públicos (2003). Entre los personajes y los sucesos que fui trabajando, hubo una figura que comenzó a repetirse, con la que me encontraba cada vez que buscaba información sobre los delitos y los delincuentes del pasado: Gustavo Germán González.

Un periodista del antiguo diario Crítica, el de Natalio Botana, un cronista de policiales célebre por su culto de la primicia y su falta de escrúpulos, que posteriormente se convirtió en modelo de otros grandes cronistas, desde Enrique Sdrech hasta Ricardo Ragendorfer. Cuando, en la casa editora Negro Absoluto, me propusieron escribir una serie de novelas que presentara a un personaje fijo y que estuviera situada en un contexto histórico determinado, pensé de inmediato en GGG –como le decían– y en el período de sus notas más resonantes, la Década Infame, una época cargada de conflictos y de fenómenos en un marco de represión, miseria y corrupción crecientes.

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¿Qué mejor ambiente para una novela policial? Así comencé a escribir Los indeseables, donde fui procesando, trabajando desde la ficción, cuestiones que antes había explorado desde un ángulo exclusivamente histórico: las redes de tratantes de blancas que operaban entonces en la Argentina, las modalidades del periodismo, las manifestaciones del nacionalismo, la xenofobia. Volví a documentarme, esta vez sobre mi personaje, rastreé las memorias y testimonios de sus compañeros de trabajo, donde había dejado un recuerdo marcado por los excesos, el riesgo y una mirada sobre la sociedad despojada de prejuicios.

Desde que los folletines de Eduardo Gutiérrez, a fines del siglo xix, popularizaron las figuras de Juan Moreira, Hormiga Negra y otros gauchos alzados en la Argentina a la manera de los antiguos mitos: constituyen relatos que retornan una y otra vez, que nunca pueden ser cerrados y, por eso, siguen presentes a través de distintos registros, desde la ficción hasta la no ficción, desde el radioteatro hasta el cine. Gustavo Germán González está en ese punto de cruce de relatos y de memorias. Yo también trabajé como cronista policial, y tomarlo como personaje me permitió reflexionar y proyectar mi experiencia en el oficio: mis ideas, mis dudas, las preguntas para las que todavía no encuentro respuesta.