Periódico Plural

las esculturas se miran y se tocan

Lelia Andrea Martínez, profesora de Nivel Inicial y licenciada en Psicopedagogía, y María Soledad Montalván, profesora de Nivel Inicial y de Educación Física; maestras de sección en el JII N.º 4 D.E. 20.

Buenos Aires nos atrapa con sus espacios verdes llenos de patrimonios naturales y artístico- culturales que, a veces, no sabemos apreciar.

docentes

El Parque Nicolás Avellaneda nos permite a los docentes aprovechar sus riquezas desde una mirada diferente, la mirada pedagógica que nos caracteriza.

Los niños visitan los parques y los disfrutan por los juegos para diversión. En cambio, el Parque Avellaneda es un lugar que podemos mirar con otros ojos, los de la indagación, la exploración, la apreciación. Es un espacio con una muestra de esculturas al aire libre, confeccionadas en piedra, en madera y en hierro. Allí la imaginación de los niños vuela... porque ellos comienzan a mostrar sus apreciaciones como críticos expertos en obras de arte.

Las salas de 4 años habían experimentado la visita al Museo Libero Badii, pero los niños enunciaron que en esa salida no pudieron tocar, es decir, no pudieron manipular las esculturas. Por eso, continuando con la propuesta de «Las esculturas: apreciación y producción», y dándoles la oportunidad de que cumplieran sus pretensiones, nos pareció pertinente enriquecer ese entusiasmo al ofrecerles la visita al Parque Avellaneda y realizar un recorrido didáctico donde pudieran experimentar la sensación de «tocar» las esculturas.

Entre los objetivos, buscamos que los niños descubrieran el placer por la actividad plástica y desarrollaran la capacidad creativa: conocer, sentir y apreciar las esculturas figurativas y no figurativas; además de reconocer, «sentir» y apreciar sus características: color, forma, textura y sus materiales.

esculturas

Antes de la salida, los niños exploraron con distintos materiales y herramientas: masa, papel de diario, cajas de cartón, cinta de papel y goma de pegar. La consigna era confeccionar esculturas en forma individual y grupal. También analizamos fotos de esculturas de algunos artistas, donde los niños debían observar colores, formas y materiales.

Durante la visita, los niños tocaron las esculturas y las observaron desde diferentes ángulos y posiciones. Realizaron juegos sensoriales para acariciar la escultura y apreciaron su textura y forma; también trataron de observar de qué material estaban construidas. Imitaron con el cuerpo algunas esculturas que les llamaban la atención. Al finalizar el recorrido, eligieron una escultura, llamada Perdón, confeccionada en madera tallada, que representa la imagen de una familia. Además, disfrutaron de una tarde al aire libre y merendaron al sol.

En la sala, los niños recordaron la visita con ayuda de las fotos. Intercambiamos ideas acerca de cuáles nos llamaron más la atención y por qué. Registramos algunas características de las esculturas observadas. Finalmente, organizamos una exposición en la sala; allí los padres, familiares y alumnos pudieron disfrutar e incluso «tocar». En suma, nuestros alumnos, como todo niño, tienen dentro de sí anhelos, curiosidades e indagaciones que necesitan una respuesta, y nosotros los docentes somos los indicados para poder dársela, brindándoles oportunidades para saciarlos.

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