Periódico Plural

miradas

Miradas

Nicolás Schweigmann

Es doctor en Ciencias Biológicas, investigador del CONICET y profesor del departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Además, dirige el Grupo de Estudios de Mosquitos (GEM) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales en la UBA.

¿Qué es el dengue?
Me parece que hablar de dengue es una gran barrera para la prevención. Si uno busca dengue en Google, lo que encuentra es que «se trata de una enfermedad viral que produce tales síntomas...», pero no se habla del mosquito. La prevención de dengue no debería basarse en hablar de dengue, sino en hablar del mosquito que lo permite porque, sin mosquito, sin Aedes aegypti, no puede haber dengue. El problema que se ha dado en los últimos tiempos es que, a través del mosquito, se transmite una enfermedad: el dengue, pero la prevención justamente está en evitar la suficiente cantidad de mosquitos como para que ocurra la transmisión.

Miradas

¿Cómo se previene la reproducción del mosquito?
Eliminando recipientes con agua, prevenimos el dengue. Esto se hace reduciendo los lugares que aprovechan para la cría, donde ponen los huevos y se desarrollan las larvas hasta ser adultos. Por eso, el dengue es algo fácilmente prevenible. O sea, los bomberos no están para apagar el fuego: dan cursos, revisan edificios, explican cuáles son las medidas de prevención para evitar incendios. Y todo el sistema de salud está para atender enfermos, pero en realidad lo que uno busca es que no haya enfermos. Lo que digo es que el sistema de salud está corriendo tras un problema detrás de otro (el dengue, la gripe...). Y en realidad, el sistema de salud debería pedir auxilio a Medio Ambiente, a Educación a todos los que están relacionados para ayudar a prevenir las enfermedades.

El sistema educativo, ¿cómo podría ayudar a la prevención del dengue?
En general, durante el período escolar, es raro que estemos en situación de epidemia: el ciclo lectivo es entre marzo y diciembre, y lo típico es que haya dengue entre febrero y marzo. Cuando empiezan las clases es el momento en que m ás mosquitos hay, y más criaderos hay en la ciudad –ese es el momento clave para estudiar–; luego el mosquito está todo el año. Y después de mayo, cuando no hay mosquitos adultos, en las casas, quedan los huevos de Aedes aegypti: ahí se puede prevenir eliminando esos huevos. Justamente es durante el invierno cuando se debe realizar la prevención –desde junio hasta el fin de septiembre– durante el período escolar. Es decir, todavía se pueden hacer actividades de prevención en la eliminación de huevos; mediante la reducción de recipientes y su limpieza. La eliminación de huevos es la medida más efectiva para controlar el mosquito Aedes que transmite el dengue. Esto es algo que se viene diciendo hace muchos años; el Estado tiene que apoyar este tipo de medidas para que desde todos los ámbitos de la sociedad se realicen simultáneamente.

¿Cuál sería el rol de la escuela en la prevención del Aedes aegypti?
El rol de la escuela es el más importante. Tenemos que educarnos y reeducarnos respecto del ambiente domiciliario, tenemos que redescubrir nuestra casa. O sea, inspeccionar, ver en nuestra casa dónde se criarían los mosquitos. Es importante que se conozca el ciclo de vida del mosquito; por eso, considero que en la escuela se debería enseñar. Es algo muy fácil, los chicos pueden ver el ciclo en vida y descubrir dónde hay larvas en su casa. Las larvas no son peligrosas para la salud, solo son peligrosas las hembras adultas apenas empiezan a picar. Además, las larvas se pueden ver a simple vista. Si bien el hábito no es solamente una cuestión de conocimiento, el conocimiento es la primera parte para lograr un hábito; es decir, hay que tener identificado cómo es el organismo que después va a dar un mosquito adulto que puede llegar a picar. En la etapa que no es peligrosa, la de la larva, se puede identificar fácilmente en una casa.

¿Con qué actividades se podría trabajar?
Nosotros tenemos una experiencia realizada en el Distrito Escolar 16, en donde siete escuelas participaron de proyectos interdisciplinarios. En cada una, se realizaron investigaciones sobre el tema; ellos decidían qué investigaban, y nosotros los apoyamos con el conocimiento, con información, con materiales... Por ejemplo, los chicos aprendieron a hacer las ovitrampas –con un frasco de dulce pintado de negro más un poco de agua– eso atrae a las hembras y, con una maderita, se pueden detectar los huevos de Aedes. Los huevos son fáciles de reconocer, con una lupa o con un scanner. Esto confirma que se puede llegar a monitorear si tienen mosquitos en la escuela o en sus propias viviendas. Con los datos que generan los alumnos, un profesor de Geografía puede hacer un mapa de la situación del mosquito en el barrio, el profesor de Matemáticas puede trabajar el concepto de proporciones de manera más concreta.

Miradas

El profesor de Historia puede narrar la epidemia de fiebre amarilla de 1871 en Buenos Aires, trasmitida por este mosquito, y puede contarles sobre el impacto que tuvo en la sociedad en épocas en que el padre del aula, Sarmiento, era presidente. Y ver cómo se repiten algunas historias; en esa época, se negaba el brote de fiebre amarilla porque se estaban preparando los festejos de carnaval. También se puede contar la historia de Carlos Finlay, quien, a fines de 1900, descubre que el mosquito transmite la fiebre amarilla. A partir de ahí, la Medicina, se considera una ciencia demostrable. Por otro lado, con la profesora de Sociología, los chicos pueden hacer encuestas para saber qué es lo que se sabe sobre el tema. En esta experiencia, los chicos del distrito 16 descubrieron que los grandes no sabíamos nada sobre el mosquito y sobre los modos de prevención. A ellos esto les crea la conciencia de que son ellos mismos quienes pueden cambiar el modo de vida en una vivienda y se involucran respecto de cuáles son los hábitos que corresponden. Los chicos son los que inspeccionan, los que más tiempo están en la casa y ellos son capaces de encontrar en dónde hay larvas. Y si hay mosquitos, cada chico puede llegar a descubrir dónde están los criaderos. El impacto de toda esta «movida» dentro de la escuela, trasciende la propia vivienda de cada uno, así que puede tener impacto sobre la sociedad.

¿Qué mitos surgieron en torno al dengue?
Millones. Uno es que el mosquito se cría en agua limpia. No, se reproduce en cualquier tipo de agua estancada. Otro mito es que podemos resolver algo con un insecticida, pero con un insecticida, los criaderos siguen ahí formando los mosquitos. Los insectos tienen dinámicas poblacionales que logran que enseguida se recuperen; los insecticidas son útiles cuando ya hay mosquitos con virus circulando. Es como un bombero cuando tiene que apagar el fuego, ahí se usa el insecticida; si no, no tiene sentido.

Y en la casa, ¿por dónde se debería empezar?
Lo que hay que hacer es mantener la casa limpia y evitar la acumulación de agua. No tiene sentido tener el potus que echa raíces en el agua; no tiene sentido tener un florero con flores por más de cuatro o cinco días. En invierno, las rejillas de desagüe pluvial pueden llegar a ser criadero de mosquitos. Hay que limpiarlas, quizás hay que taparlas por un rato y, luego, se debe tirar una olla de agua hirviendo porque los huevos se mueren en segundos con temperaturas superiores a 60 grados. Si no hay criaderos en la casa, no va a haber mosquito, y tampoco va a haber transmisión. Si no hay en mi casa, tampoco debería haber en la del vecino o en el baldío. Hay que volver a «socializar» con los vecinos para tratar de lograr -entre todos- un cambio de hábito en nuestras viviendas.

Continuá la entrevista con un video de Nicolás Schweigmann haciendo click aquí

miradas