Periódico Plural

los libros salen al recreo

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Alicia Schoenfeld, maestra bibliotecaria en la escuela N.º 17 General Juan Galo Lavalle D.E. 11.

Quiero compartir con mis colegas una experiencia maravillosa que comenzó en el mes de marzo y aún continúa porque superó ampliamente mis expectativas con resultados extraordinarios. Este proyecto surgió a partir de la necesidad de evitar la agresión y los juegos violentos con los cuales nuestros alumnos creen divertirse cuando, en realidad, terminan con peleas, enojos, enemistades, empujones, torceduras o con caídas fuertes.

Como docente bibliotecaria, me propuse que los chicos sustituyeran sus hábitos durante el recreo luego de asistir al comedor. Cambié no solo un juego por otro, sino que les brindé la oportunidad de desarrollar su imaginación y su capacidad de asombro, además de permitirles que soñaran con lugares remotos o idealizaran a los personajes.

Con el apoyo del equipo directivo, gracias a la colaboración de los padres –ellos donan material de lectura– y a los docentes que se integraron en el proyecto, implementé la «biblioteca recreativa». Es un ámbito en el cual se promueve la lectura gozosa y placentera, y se constituye en un espacio vivo y activo en la formación de niños lectores.

Luego del almuerzo, salgo al patio cada día con material distinto y para todas las edades; y encuentro a los niños sentados en nuestro sector de «lectura recreativa».

Con la espontaneidad que los caracteriza, los niños se organizan en dos grupos: el de los más pequeñitos y el de los más grandes, para buscar el libro o la revista que desean leer. Los más chicos se sienten atraídos por los libros de cuentos con muchas imágenes e ilustraciones, revistas infantiles y libros álbum. En cambio, los más grandes prefieren revistas con juegos de ingenio, libros de ciencia ficción, cuentos de dinosaurios, libros para armar su propia historia y, en general, las niñas eligen poemas.

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Es una experiencia muy emocionante ver que, con el transcurso de los días, son cada vez más los chicos que se acercan a buscar su libro y se sientan a leer motivados únicamente por el gusto de hacerlo: dispuestos a leer por el simple placer estético. Me siento verdaderamente feliz con esta tarea, puesto que logré incentivar a una parte significativa de nuestro alumnado que «se adueñó» de ese precioso rincón de lectura recreativa.

Muchas veces, nos preguntamos cómo se hace para que nuestros alumnos sean «niños lectores»... Hoy puedo afirmar que desde la obligación, no es posible. La mejor manera consiste en darles la oportunidad de elegir «qué desean leer» y brindarles el espacio para hacerlo.

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