Periódico Plural

Autor

Autor

autor

Por: Ruth Kaufman

Escribe narrativa y poesía para chicos, escribe guiones y es editora de Pequeño Editor. Publicó Nada de luz, ni siquiera velas; Los rimaqué y ¿Quién corre conmigo?

autor

Ilustraciones de Cristian Turdera

Es ilustrador y diseñador gráfico. Además es
coordinador gráfico de Pequeño Editor. Ilustró
Canción decidida, Cuando llega la noche, Pototo, 3 veces monstruo y Cositos.

Escribir y editar pensando en los chicos te pone con mayor urgencia frente a la pregunta básica ¿Qué?: «¿qué elegir, qué escribir, qué tachar, qué aceptar, qué reescribir, qué publicar?». Ante un autor clásico, una siente que esa voz suaviza el tono de la interrogación, como si la respuesta «un clásico » te diera cierta paz. No es una paz vana, creo, ya que la literatura dirigida a chicos tiene un lugar de introducción; quisiéramos al editar, al escribir, que esos libros perduraran en la memoria, fueran aliciente de nuevas lecturas.

Los clásicos se adaptan desde que se publica para chicos, pero se han suscitado discusiones: ¿es válido dar a leer una adaptación, o conviene esperar a que cada uno madure como lector y lea directamente –sin mediación del adaptador– el libro clásico? Hay quienes argumentan que, siendo tan puristas, muchos niños y jóvenes «jamás nunca» conocerán las «grandes obras de la literatura universal»; hay quienes argumentan que la obra clásica es tanto una escritura como un argumento y que así, al leer una adaptación, niños y jóvenes siguen sin «nunca jamás» conocer esas «grandes obras». No lo sé.

Lo que me interesó en La Reina Mab fue la posibilidad de dar Shakespeare a los chicos; no el argumento, sino la lengua, la escritura misma del poeta. Quizá, también porque la autonomía del texto dentro de Romeo y Julieta permitía desgajarlo sin necesidad de prólogo ni explicaciones. Sin duda, porque me fascinó a mí como lectora.
cuadro

Díganme si esta descripción del carruaje del personaje la reina Mab no es un banquete para que deguste la imaginación: Soy la ardilla carpintera / con una avellana vacía / hice el carruaje de la reina Mab. / Soy el viejo gorgojo, / con largas patas de araña / hice los radios de las ruedas. / Con alas de saltamontes, / fabriqué la capota. / Los radios de las ruedas / la capota / del carruaje de la reina Mab. (Texto de nuestra versión). ¿No parece invitarnos a que «realmente» fabriquemos el carruaje? Me imagino a Tim Burton leyendo este poema como un manual de instrucciones.

Poder leer es otro problema de todos los libros, que se hace más evidente en la literatura para chicos. Y la gran aliada de la legibilidad es la ilustración. Ahí aparece el trabajo de Cristian Turdera, que tiene una confianza «casi» ciega en la capacidad de ver de los chicos. Cristian tomó decisiones acertadísimas, como la de no representar a la reina Mab y sí al cochero, un mosco de traje gris inolvidable. En vez de simplificar, retrucó con metáforas de su invención, extrañas y turbadoras. El intrincado juego de significados y la complejidad de cada una de sus imágenes actualiza el barroco que caracteriza a la obra de Shakespeare, ya que conecta a los lectores que nada saben de historia de la literatura con el meollo de ese período. Como la reina Mab y su cochero, el libro anda entre la gente. Esperemos que ellos los alcancen también a ustedes...

libro