Periódico Plural

sensaciones

Gabriela Camozzi, docente del Jardín Maternal N.º 6 D.E. 18.

En el Jardín maternal, se estimulan todas las áreas de aprendizaje. Mediante un proyecto de Plástica, iniciamos a los niños en el desarrollo de su motricidad comenzando por la motricidad gruesa hasta la prensión fina de algunas herramientas de la plástica.

docentes

Este proyecto se realiza a lo largo de todo el año. Durante el primer período de clases, durante el mes de mayo, desarrollamos las actividades relacionadas con la estimulación de la motricidad gruesa. La propuesta tiende a que los niños tomen contacto con materiales mediante la técnica de dactilopintura: que trabajen pintando sobre las mesas con sus propias manos, desparramen la pintura u otros materiales, sientan su textura, su temperatura y que disfruten de esa sensación de ensuciarse; algo que a esta edad les encanta.

Luego, se repite la propuesta variando el color y la textura de la dactilopintura, así que le agregamos polenta, arena y arroz. La realizamos una vez por semana, y muchas veces los niños suelen pedirla diciendo: «Seño, ¿cuándo jugamos a ensuciarnos?». En general, trabajamos sobre la mesa, y si deseamos realizar un mural, colocamos la dactilopintura sobre cartón adherido a la mesa para evitar que se mueva. Es asombroso ver a los niños disfrutar de la actividad, y se nota el placer que sienten al ensuciarse las manos.

Con el transcurso del tiempo, una vez que los niños exploraron libremente, les damos consignas sencillas, como esta: «...con un dedo, podemos hacer caminos, círculos o dibujar lo que queramos». A la vuelta del receso escolar, ya la propuesta es otra: de a uno por vez, les vamos presentando a los niños herramientas de la Plástica, como esponjas, rodillos, brochas e hisopos gruesos.

foto

Comenzamos por la esponja porque es similar a trabajar con la mano; ya no les damos la dactilopintura, sino las témperas espesas y utilizamos diferentes soportes. Al principio, trabajamos sobre papeles muy grandes y en grupo, pero luego pasamos a la hoja tamaño número 6 y se realiza una producción individual.

La presentación de la herramienta por utilizar implica una tarea previa: un tiempo de exploración libre por parte de los niños –algunos de ellos ya la conocerán o sabrán para qué se usa, y otros, no–, se los invita a tocar cada herramienta, ver cómo es, de dónde se sostiene; si alguno la conoce, se comparten sus saberes. Se trabaja primero con agua sobre las paredes o en el piso, para terminar trabajando –como mencioné antes– sobre diferentes soportes.

En niños tan pequeños, es muy interesante ver cómo –luego de una estimulación realizada durante todo el año– se logra un aumento en su período de atención. Ellos pueden permanecer casi treinta minutos concentrados mientras pintan, pueden manejar las herramientas con total naturalidad y, sin que nos lo propongamos, comienzan a reconocer los colores. Las producciones son riquísimas en combinación de colores y en movimiento.

singular