Las huellas de Don Quijote

Agradecemos las autorizaciones para reproducir las obras que se encuentran a continuación, brindadas por el Presidente de la Fundación León Felipe -el escritor Sr. Alejandro Campos Ramírez, , por el poema "Vencidos".
la Sra. Sabina de la Cruz García, viuda de Blas de Otero, por el poema "Letra". La editorial Corregidor por el cuento "Dulcinea del Toboso" de Marco Denevi.

Gabriel Celaya

“La poesía es un instrumento para transformar el mundo.”

Sancho Panza, nuestro Sancho, el Sancho de Don Quijote, ¿representa acaso al pueblo español, que “pone su pecho a los hechos, y buena cara a malos tiempos”? Ciertamente, así parece, porque es el destino de ese pueblo español, sufrido y sufriente, el que ha inspirado a Celaya sus mejores poemas.
Este poeta vasco se llamaba Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta (1911-1991). Firmó como Rafael Múgica sus primeros poemas; pero, según él mismo nos cuenta, cuando ya recibido de ingeniero industrial comenzó a trabajar en una empresa familiar, el Consejo de Administración le advirtió que eso de que un ingeniero-gerente escribiera versos "podía perjudicar al crédito de la empresa". Entonces, recurrió a su segundo nombre y su segundo apellido. Y así nació "Gabriel Celaya". La Guerra Civil Española lo marcó profundamente, sin embargo permaneció en España y tuvo una activa participación contra la dictadura franquista. Quizá fue este hecho el que lo convirtió en uno de los más grandes poetas sociales de su país y de su tiempo, y aunque parezca paradójico, su voz adquirió, a la vez, una dimensión universal al asumir conmovedoramente los grandes problemas del hombre de todos los tiempos: la libertad, la justicia, la vida...


A Sancho Panza ((fragmento)(fragmen Sancho Panza (fragmento)

Sancho-bueno, Sancho-arcilla, Sancho-pueblo,
tu lealtad se supone,
tu aguante parece fácil,
tu valor tan obligado como en la Mancha lo eterno.
Sancho-vulgar, Sancho-hermano,
Sancho, raigón de mi patria que aún con dolores perduras,
y, entre cínico y sagrado, pones tu pecho a los hechos,
buena cara a malos tiempos.
Sancho que damos por nada,
mas presupones milenios de humildad bien aceptada,
no eres historia, te tengo
como se tiene la tierra patria y matria macerada.

Sancho-vulgo, Sancho-nadie, Sancho-santo,
Sancho de pan y cebolla,
trabajado por los siglos de los siglos, cotidiano,
vivo y muerto, soterrado.

Se sabe sin apreciarlo que eres quien es, siempre el mismo,
Sancho-pueblo, Sancho-ibero,
Sancho entero y verdadero,
Sancho de España es más ancha que sus mil años y un cuento.

Vivimos como vivimos porque tenemos aún tripas,
Sancho Panza, Sancho terco.
Vivimos de tus trabajos, de tus hambres y sudores,
de la constancia del pueblo, de los humildes motores.

Sancho de tú te la llevas,
mansa sustancia sin mancha,
Sancho-Charlot que edificas como un Dios a bofetadas,
Sancho que todo lo aguantas.

Sancho con santa paciencia,
Sancho con buenas alforjas,
que en el último momento nos das, y es un sacramento,
el pan, el vino y el queso.

Pueblo callado, soporte
de los fuegos de artificio que con soberbia explotamos,
Sancho-santo, Sancho-tierra, Sancho-ibero,
Sancho-Rucio y Rucio-Sancho que has cargado con los fardos.
[...]

Cantos Íberos (1955)

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