Discurso
sobre la caballería (fragmento)
“...el trabajo, la inquietud y las armas solo se
inventaron e hicieron
para aquellos que el mundo llama caballeros andantes, de los cuales
yo, aunque indigno, soy el menor de todos.
Apenas le oyeron esto, cuando todos le tuvieron por loco. Y por averiguarlo
más y ver qué genero de locura era el suyo, le tornó
a preguntar Vivaldo que qué quería decir caballeros andantes.
—¿No han vuestras mercedes leído —respondió
don Quijote— los anales e historias de Ingalaterra, donde se tratan
las famosas fazañas del rey Arturo, que continuamente en nuestro
romance castellano llamamos el rey Artús, de quien es tradición
antigua y común en todo aquel reino de la gran Bretaña
que este rey no murió, sino que, por arte de encantamento, se
convirtió en cuervo, y que, andando los tiempos, ha de volver
a reinar y a cobrar su reino y cetro; a cuya causa no se probará
que desde aquel tiempo a este haya ningún inglés muerto
cuervo alguno? Pues en tiempo deste buen rey fue instituida aquella
famosa orden de caballería de los caballeros de la Tabla Redonda,
y pasaron, sin faltar un punto, los amores que allí se cuentan
de don Lanzarote del Lago con la reina Ginebra […]
Pues desde entonces, de mano en mano, fue aquella orden de caballería
estendiéndose y dilatándose por muchas y diversas partes
del mundo. Y en ella fueron famosos y conocidos por sus fechos el valiente
Amadís de Gaula, con todos sus hijos y nietos hasta la quinta
generación, y el valeroso Felixmarte de Hircania, y el nunca
como se debe alabado Tirante el Blanco, y casi que en nuestros días
vimos y comunicamos y oímos al invencible y valeroso caballero
don Belianís de Grecia. Esto, pues, señores, es ser caballero
andante, y la que he dicho es la orden de su caballería, en la
cual, como otra vez he dicho, yo, aunque pecador, he hecho profesión,
y, lo mesmo que profesaron los caballeros referidos, profeso yo. Y así,
me voy por estas soledades y despoblados buscando las aventuras, con
ánimo deliberado de ofrecer mi brazo y mi persona a la más
peligrosa que la suerte me deparare, en ayuda de los flacos y menesterosos.
[...]
Más información en Propuesta Quijotesca,
Páginas para el docente, Donde Don Quijote se presenta como un
caballero andante,página 50. www.buenosaires.gov.ar/educacion
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