Transformación del lenguaje de Sancho

Sancho, al quijotizarse, varía su registro y asemeja su habla al estilo de su amo.

“—Señor, quien quiera que seáis, hacednos merced y beneficio de darnos un poco de romero, aceite, sal y vino, que es menester para curar uno de los mejores caballeros andantes que hay en la tierra, el cual yace en aquella cama malferido por las manos del encantado moro que está en esta venta.”

Este discurso de Sancho ya no parece parte del habla tradicional del rústico, sino que bien podría haber sido pronunciado por el mismo Don Quijote. Es que, como él mismo declara:

“…la conversación de vuestra merced ha sido el estiércol que sobre la árida tierra de mi seco ingenio ha caído…” (Quijote II, 12)

El comentario resulta cómico, no por lo inapropiado sino por su excesiva propiedad. Al principio el humor cándido está en la expresión misma de la voz de Sancho; pero el escudero crece junto a su amo, y la comicidad pasa a depositarse en la búsqueda de una expresión más culta o apropiada y en los malentendidos y errores que esa búsqueda produce.