Historia de vida

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Fabián Bogado tiene 34 años, vive con sus padres y sus hermanos en la Villa 1-11-14, en Bajo Flores. Tiene discapacidad intelectual y trabaja como auxiliar de portería en el Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. “Lo bueno tarda en llegar, pero llega”, dice Fabián, sentado en las escaleras del Ministerio de Educación, su lugar de trabajo desde hace un año. Se lo ve cómodo y entusiasmado, contento de haber conseguido lo que tanto había soñado. Pero el camino tuvo sus altibajos. Pasó un año desde que Fabián se inscribió en el Registro de Aspirantes a Empleo Público de COPIDIS, hasta que entró a trabajar como auxiliar de portería en el Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad. Participó de muchas búsquedas, hizo varias entrevistas en las que no quedaba, hasta que con la ayuda del equipo de profesionales de COPIDIS, fueron ajustando su perfil para que tuviera más posibilidades. “Él nunca bajó los brazos. Siempre estuvo muy comprometido con su búsqueda, con aprender y superarse”, dice la Lic. Guadalupe Gelabert, una de las terapistas ocupacionales que trabajó con Fabián durante todo el proceso, en conjunto con su psicóloga personal. “Sus dudas e inquietudes, e incluso en algún momento sus enojos, siempre se basaron en sus ganas de seguir adelante, de lograr su objetivo primordial de obtener su independencia económica; y nunca dejó de apoyarse en nosotros”. Mientras tanto seguía capacitándose, realizando cursos y trabajando con el equipo para ampliar sus postulaciones. Cuando finalmente consiguió la posibilidad de empezar a trabajar en el Ministerio, lo tomó con mucha alegría, pero al mismo tiempo, con mucha incertidumbre. Estaba contento aunque un poco asustado, pero consciente de que empezaba una etapa nueva que debía transitar con responsabilidad, sabiendo que no lo dejarían solo.

El seguimiento laboral de Fabián fue muy positivo. Realizaba muy bien las tareas y manifestaba todo el tiempo lo bien que le estaba haciendo. “Cuando se acomodó al puesto y a sus obligaciones, empezó a mostrarse tal cual es: proactivo, sociable, siempre de buen humor, educado”, afirma Guadalupe. El cambio en su vida personal no tardó en notarse. De a poco empezó a relacionarse con sus compañeros de trabajo, a salir con ellos, se inscribió en el Programa Alquilar se Puede del GCBA y se compró su primer auto. “Ahora estoy bien, estoy tranquilo, cómodo. Antes no hacía nada, estaba aburrido y ahora…se abren oportunidades cuando conseguís trabajo”.