La técnica del frasco de la calma es una de las iniciativas más conocidas de la pedagogía Montessori y nace para ayudar en el control de emociones de niños inquietos.
¿En qué consiste este método y qué necesitamos para ponerlo en práctica?
¿Cómo funciona?
Si bien es un producto sencillo, su eficacia es elevada, no sólo para limitar la ansiedad y la hiperactividad, sino también para potenciar la concentración y atención infantil.
¿Beneficios?
- Descarga tensión de los niños al agitar el tarro.
- Relajación visual al observar la purpurina moviéndose en su interior
- Es portátil, ideal para salvarnos vayas donde vayas.
- Desarrolla la creatividad.
Qué materiales necesitamos para fabricarlo
- 1 Recipiente de plástico tipo botellita de agua
- Purpurina
- Agua
- Pegamento transparente
- 1 cuchara sopera + 1 de postre
- Colorante de alimentos.
El adulto debe acompañar durante todo el proceso
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Llenamos el envase con agua hasta completar un tercio de su capacidad. Luego, añadimos dos cucharadas soperas de pegamento, que ayudarán a que las partículas tarden más tiempo en hundirse hasta el fondo, consiguiendo así un mayor efecto relajante.
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A estas alturas, podemos dar a elegir a nuestros hijos el tipo de purpurina que más les guste, y agregamos 4 cucharadas pequeñas a la mezcla de agua y pegamento. Revolvemos o agitamos el recipiente, para que la purpurina se distribuya bien.
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Por último, agregamos 2 o 3 gotas del tono preferido del colorante alimentario, rellenaremos con más agua y purpurina el recipiente en caso de que haya quedado demasiado vacío, y lo tapamos herméticamente.
Listo! A relajarnos y disfrutar!