Tolerancia a la frustración en los niños

Por la Lic. Paula Chumbita.

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Ideas para acompañar su aprendizaje

Retomamos las clases, las clases virtuales, las tareas, los desafíos académicos y los no tan académicos siguen vigentes.

Estas últimas semanas están apareciendo varios interrogantes en relación a cómo acompañar a los chicos en la frustración: si hay que habilitarla, si hay que evitarla, si hay que provocarla intencionalmente...si este momento tan particular cambiaba las reglas (también de esto).

Y aquí, algunas ideas para compartir e invitar a pensar:

  • La frustración es buena, como esa fruta de apariencia dudosa pero que es rica y nutritiva cuando nos animamos a probarla...¿por qué es buena? Porque es cuando nos topamos frente al límite, al no poder, al me “cuesta”, no me sale bien, que creamos e instrumentamos recursos para poder lograrlo. Es decir, es real que crecemos y evolucionamos a partir de ella.
  • La frustración es incómoda, molesta. Nos pone de cara a la propia vulnerabilidad y el ambiente, la mirada externa no ve con buenos ojos la duda, el error, el no saber. Nuestros elogios suelen estar dirigidos al (buen) producto/ resultado y pocas veces al proceso que conllevó llegar a ello.
  • A tolerar la frustración se aprende. Está estrechamente vinculada a saber tolerar la espera. Presente desde tan temprana edad, cuando el bebé puede ir postergando esos segundos/ minutos para tomar la teta, cuando tiene que esperar hasta que sirvamos la comida en la mesa, cuando tiene que esperar su turno para que le sirvan el jugo o agua en la merienda del jardín...y así...innumerables situaciones. • Algunos autores hablan del “círculo virtuoso” entre: autoestima, autonomía y tolerancia a la frustración. Esa valoración positiva de mí mismo -autoestima- (construida a partir de la mirada del otro significativo, mis figuras de apego primordialmente) me permite animarme a explorar y ensayar también por mí mismo -autonomía- creciendo la experiencia de logro y el “yo puedo y soy capaz” y así dispongo también de recursos para tolerar esa espera o frustración que, a su vez, alimenta esa autoestima y autonomía porque también me “descubro” siendo capaz de transitar ello, me fortalece...

¿Cómo podemos acompañar el aprendizaje de tolerar la frustración?

  • Me encanta la frase “se aprende a perder, ganando” de Maritchú Seitún (2011). Seremos capaces de transitar mejor las experiencias de límite si hemos creado un colchón bastante mullido de logros que nos permitan afrontar esa dificultad. No se nos juega todo nuestro ser en eso, porque sabemos que más allá de esto, somos buenos en muchas otras cosas más, reconocidos y queridos a pesar de... Sumar, entonces, experiencias de logro.
  • Validar la emoción y sentimiento que acompaña la experiencia de frustrarse. Prestando y poniéndole nombre. Nos cuesta aceptar las emociones “negativas” que como tal no existen pero sí que nos generan mayor incomodidad. Si conseguimos darles lugar ellos mismos también lo harán. Más que enunciar “estás enojado , triste...” comenzar a hipotetizar “creo que estás enojado...pienso que...me parece que...”.
  • Visualizar las situaciones que se presentan como frustrantes como puentes más que cortes de ruta...si podemos entender nosotros como adultos y transmitirles a ellos como niños que la dificultad, el error, el límite nos hace crear nuevas conexiones y redes que generan un mayor crecimiento en nuestra capacidad de aprendizaje su vivencia será otra, pasamos del obstáculo al desafío.
  • Valorar y elogiar el proceso por sobre el resultado: “cuánto lo intentaste”, “se ve todo tu esfuerzo”, “esperaste un montón”...
  • Seguir el curso “natural”: no crear intencionadamente situaciones que la generen (en la vida misma sobre abundan) y no evitar la exposición a las mismas (si no la conocemos no podemos aprender a lidiar y - sacar provecho- de ella).

Como todo aprendizaje implica tiempo, proceso y acompañamiento...siendo el modelado una herramienta clave: y nosotros ¿cómo vivimos y transitamos la frustración?

Fuentes de consulta:

Seitún, M. (2011). Criar hijos confiados, motivados y seguros. Hacia una paternidad responsable y feliz. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Grijaldo. Millet, E. (2016). Hiperpaternidad. Barcelona: Plataforma Actual.