Como si de pronto emergiera de la tierra, un conjunto de enormes agujas de reloj de distintos formatos y alturas se impone en el espacio como una invitación a pensar Más allá del tiempo. Con esta sentencia, Marie Orensanz nombra su trabajo para dejarlo abierto al juego del paseante. Las agujas esbeltas de acero espejado están allí, inertes, a la espera de quienes deseen verse reflejados en ellas, de quienes corran en medio de ese singular bosque y se dejen llevar por la fantasía de un tiempo esquivo, impreciso, como en Alicia en el país de las maravillas, o melancólico en su remedo de aquellos antiguos relojes en las torres de iglesias y cúpulas de edificios. No indican ninguna hora, o quizás ¿todas? El tiempo, una de las dimensiones que posiblemente más se han modificado en nuestra experiencia cotidiana actual, está en el centro de esta pieza que se presenta con la variedad de sus múltiples referencias –en la forma de cada una de las agujas– y se expande exponencialmente en la imaginación de todos los que decidan transitarla y verse allí reflejados.
Datos técnicos: Acero inoxidable espejado, 12 agujas de reloj. Dimensiones variables.
Sobre la artista
Nació en Mar del Plata en 1936. Sus padres son de origen español, francés, italianos y británicos. En 1952 se instaló en Buenos Aires. De 1954 a 1958, trabajó en el taller de Emilio Pettoruti. En 1961 y 1962, concurrió al taller de Antonio Segui. Poco después comenzó a mostrar su obra en distintos salones y galerías. En París en 1964 obtuvo el premio como artista extranjera en el Salon des «Femmes Peintres Sculpteurs». En 1975 se instaló en París pero nunca dejó de viajar. Marie es reconocida internacionalmente por ser una de las más destacadas figuras del arte conceptual. Fue galardonada con el Gran Premio a la Trayectoria 2018, otorgado por la Secretaría de Cultura de la Nación. Sus esculturas están emplazadas en el espacio público en Francia, Suiza y en Argentina. La obra Pensar es un hecho revolucionario se encuentra ubicada en el Parque de la Memoria de Buenos Aires y El ambiente condiciona a la gente, en un edificio de departamentos y hotel del desarrollador inmobiliario Jorge Pérez, en Puerto Madero.