La implementación de los cinerarios retoma la tradición de unir el eterno descanso de los fieles difuntos con el templo. La creación de este nuevo espacio dentro del templo existente ha sido pensado como una nueva reflexión del paso de la vida terrenal a la vida eterna. El nuevo cinerario dialoga con la historia y la materialidad de la parroquia, resignificando el pasado y el estilo arquitectónico del templo que, al deconstruirlo en sus partes, abre paso a esta creativa y cuidada instalación.