La restauración de la fachada del actual colegio de Arquitectos, que data de principios del siglo XX, levantada en mampostería asentada en barro, reconoce el valor ambiental y arquitectónico de la edificación, cuyo uso inicial fue el de vivienda unifamiliar. La intervención realizada se compromete con los principios de restauración, tomando como fin el conservar y revelar su esencia, respetando los valores estéticos, los rasgos propios de su estilo y su materialidad.