"Pasaron 25 años y en el año 2023 con otra mirada volví a vivir las Ceremonias de Casabindo y con gran ansiedad apuré mi paso para ver si aún estaban las urnas y retablos de las familias devotas, construidas por Hermógenes en la Iglesia, para mi sorpresa todas se encontraban en muy buen estado y adornadas como si el tiempo no hubiese transcurrido.
Como diferencia vi que están repintadas respetando exactamente su color, construcción y flores que lo caracterizaron.La ceremonia de adoración a la Virgen es exactamente la misma cada año, con sus misas, las ceremonias de danzas de suris, banda de músicos, todos acompañando a la Virgen en su procesión, así como también en la Iglesia, luego también está la ceremonia del Toreo de la vincha.
Aún más fue mi sorpresa al descubrir a Leonardo Vilca, un hombre muy joven, que conoce la construcción de las urnas de Hermógenes Cayo y que se ha convertido en su discípulo. Él talla y reproduce los caballitos, la vestimenta de los suris. Al igual que Hermógenes es un hombre muy devoto y su instrumento musical también es el erque.
Haber fotografiado y haberme deslumbrado por lo que Hermógenes fue e hizo, por su gran fe y su esfuerzo por dar vida a lo que sentía, me hizo querer conocer cada lugar por donde anduvo, descubrir cómo era su entorno, experimentar todos esos lugares y sus fiestas patronales, sus altares.Todo ello y más, me permitió sentir la gran devoción de la gente por sus Santos, comprender el porqué de sus danzas autóctonas en el día patronal, descubrir el mundo que otros seres habitan, su religiosidad, preguntarme cómo se vive la religiosidad en mi provincia, vista tan lejana desde allí y tan abrumadoramente distinta en sus formas de demostrar devoción desde lo externo. Creo que la fe, en esencia, es una sola.
Siempre sostuve que lo que Hermógenes vivió -las imágenes de las estampitas que le llevaron para agregar a las urnas, los libros que observaba y las iglesias en las que expresó su devoción como Cochinoca, Casabindo o Coranzuli- influyó intensamente en su obra, única, como la de todo artista y única como el ser humano que fue.
Aún hoy recuerdo cuántas preguntas me asaltaban a medida que iba descubriendo su mundo, sus lugares, sus inquietudes. Observar todo, aprender a respetar lo que los pobladores de esos pequeños pueblos veneraban, contemplar las urnas de Hermógenes hoy día adornadas con tanta devoción, y amar todo lo que él hizo, es un verdadero ejemplo de que cuando el ser humano siente intensamente no hay quien lo detenga en su pasión por hacer.
No se ponen excusas, sólo se comienza a andar y se va haciendo el camino. Hay algo que se desarrolla en uno que hace que el camino se vaya abriendo y que se pueda transitarlo trabajando, creciendo y volcando al artista que llevamos adentro, que se quiere expresar para aportar al alma de los demás, en los tiempos que la vida dicta o en el sincronismo que a veces a uno le es dado por la magia que ella tiene. Así siempre lo he sentido, magia, trabajo y amor para compartir."
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