Griselda Yorqui es cestera, tiene 27 años, pertenece a la comunidad qom y vive en el Parque Nacional El Impenetrable, en Miraflores (Chaco). Es este el nombre histórico que han recibido las tierras del Gran Chaco árido y semiárido entre los ríos Bermejo y Bermejito que tiene dos características principalmente: un apretado enjambre de ramas y tallos que forman los arbustos en el sotobosque y limitan la posibilidad de moverse con cierta libertad; y la escasez o ausencia de cursos de agua que impide la permanencia en el monte durante largos períodos de tiempo. En cuanto a la vegetación se destacan aquí los quebrachos, el palo santo, los bosques de algarrobo así como las zonas de pastizales, pajonales, arbustales y palmares.
Son cinco los pueblos principales alrededor del Parque: Miraflores, Nueva Pompeya, Fuerte Esperanza, Wichí y Sauzalito; todos pertenecen al Departamento de Güemes, siendo Castelli la cabecera del partido.
Los Qom –60.000, según los últimos censos- habitan especialmente en el Chaco, en su parte este, litoral, y en esta área de El Impenetrable, al oeste de dicha provincia. También hay asentamientos Qom en Formosa y, fuera de nuestras fronteras, en el Chaco Paraguayo.
Griselda realiza cestería con carandillo, una arecácea regional cuyo uso es habitual en la cestería qom.
De familia de eximixs cesterxs, la artesana tiene dos hijos, uno de ellos Maxi, ya realiza canastos. Al igual que ella, que de niña, a los 10 años, comenzó su aprendizaje con su hermana.
“Mi mamá, mi viejo, mi hermano, mi hijo y yo hacemos cestería. Mi papá hace sombreros de hoja de palma. Mi hijo de 9 años hace canastos tejidos”.
Es interesante señalar que en la actualidad y por distintas razones la técnica de cestería que emplean estas artesanas no la realizan sólo con materiales naturales: “Mi mamá hace de todo: tejidos, plástico, nylon y canasto con aguja. Igual que yo, que también hago canastos tejidos en plástico, canasto, con aguja. De todo hacemos, mi mamás y yo hacemos cosas distintas al resto.”
Para buscar la materia prima natural van al monte muy temprano. “Está muy lejos la hoja de palma. A veces tiene que ir en moto a buscarlas. Nosotros vivimos en el campo pero nuestra casa está lejana de las hojas de palma”.
Como el carandillo no se cultiva, lxs artesanxs solo toman parte de las hojas de la planta para que puedan seguir creciendo otras hojas nuevas. Luego de haber recolectado las hojas, comienza el proceso de desfibrado. Las hojas se convierten en fibras finas y suaves para tejer. El desfibrado se lleva a cabo con agujas, apoyando las hojas sobre sus piernas. Luego dejan reposar las fibras al sol varios días para que las mismas tomen color claro. Una vez convertidas las hojas en cintas o hilos, comienza el diseño.
Las piezas que diseñan son paneras, centros de mesa, porta macetas, costureros, cestas, canastos con asas, posafuentes, sobres, carteras. Detrás de cada obra hay un largo y paciente trabajo que da cuenta de una intrínseca relación ecológica, cultural y social.
Con respecto a las técnicas que se utilizan, Griselda nos cuenta: “Lo que más me gusta es hacer con dos agujas. Hay distintos trabajos que estamos haciendo. Se trabaja con agujas y con las manos, tejido. Eso es lo que estamos haciendo, lo que trabajamos siempre”.
La artesana comercializa sus piezas junto a las del resto de la comunidad en las ferias de Colón, Resistencia, Quitilipi “si me llega la invitación”, aclara.
Fuente:
Chisleanschi, Rodolfo (2019) El Impenetrable: un parque nacional que encierra lo mejor del Chaco. Series de Mongabay: El Gran Chaco.